En un hueso ya formado la disposición
de los componentes del tejido óseo en cada zona de él
está en estricta relación con las fuerzas de tracción
y compresión a que esa zona está sometida habitualmente.
Sin embargo el tejido óseo que se forma primero en el feto
y luego en los huesos en desarrollo no se dispone de acuerdo a estos
requerimientos mecánicos, sino que constituye un tejido óseo
de base llamado hueso primario o reticular ("entrelazado") que posteriormente
será reemplazado por el hueso secundario o laminillar
La principal diferencia entre el hueso reticular y el laminillar
radica en la disposición de las fibrillas de colágeno
I, las cuales en el hueso primario se disponen en forma de manojos
dispuestos en forma irregular.
De acuerdo al aspecto macroscópico que presentan se distinguen
dos tipos de huesos: hueso cortical formado por tejido óseo
compacto (Fig.1) y hueso esponjoso (Fig.2) en el cual el tejido
óseo se dispone en trabéculas que delimitan cavidades,
en las que se ubica normalmente la médula ósea.
En las superficies articulares la capa cortical de hueso compacto
está cubierta por una capa de cartilago hialino: el cartílago
articular (Fig. 3), mientras que el resto de la superficies del
hueso están cubiertas por membranas de tejido conjuntivo
que forman el periostio (Fig. 4) y el endostio, en los que existen
abundantes vasos sanguíneos que se adosan ya sea a las trabéculas
del hueso esponjoso o que penetran en el hueso cortical compacto
a través de los conductos de Volkman y de Havers (Fig. 5).
Faltan vínculos a:
Crecimiento de los huesos
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