La Miastenia Gravis adquirida (MG) es una enfermedad autoinmune, poco frecuente
(prevalencia de 0.5 - 5/100.000) (3). Se ha intentado cambiar
su nombre a Miastenia Disinmune, aludiendo a su patogenia y a su baja mortalidad
en la actualidad.
Crisis Miasténica (CM): Es una emergencia neurológica (12).
Se define como aquella MG que provoca insuficiencia respiratoria y por
lo tanto es potencialmente mortal (12). Otros autores
la definen como falla respiratoria inminente por parálisis general
o de la musculatura respiratoria alta (14). Corresponde
a la Clase V de la clasificación modificada de Osserman (Tabla
1) (3).
Epidemiología
Series describen una incidencia de hasta un 15 a 20% de los pacientes
con MG (3), sin embargo, se estima que en la actualidad,
debido a un adecuado manejo médico-quirúrgico de estos
pacientes, su incidencia es menor al 2% (14). El intérvalo
entre el comienzo de los síntomas miasténicos y la CM,
según Cohen, varía de 1 mes a 27 años, con una
mediana de 21 meses (21). Los 2/3 de los pacientes con MG que van a
presentar una CM la hacen antes de los 2 1/2 años de iniciado
sus síntomas (1, 13). Hasta
un tercio tiene recidiva de la CM (1, 13),
el 75% de éstos antes del primer año (1).
La duración promedio de la crisis es de 2 semanas (1,
13). La mortalidad ha descendido drásticamente
los últimos años, previo a 1960 era de 40%, en los años
70 de 5% y en la actualidad tiende a ser cero (3).
Un trabajo retrospectivo recientemente publicado mostró una mortalidad
de 4%, todos atribuibles a patología concomitante (13).
Las razones de esta importante baja de la tasa de mortalidad ha sido
la aparición de Unidades de Tratamiento Neurointensivo como de
las terapias específicas utilizadas (3, 13).
Clínica
Generalmente se trata de un paciente portador de MG que en sus 2 primeros
años de enfermedad, a veces bruscamente, presenta aumento de
sus síntomas, agregándose ortopnea y uso de musculatura
respiratoria accesoria. Además puede acompañarse de síntomas
inespecíficos producto de hipoxia e hipersecreción adrenérgica
como: confusión, ansiedad, taquicardia, diaforesis, taquipnea,
cefalea, cianosis central, temblor, asterix y coma. Existen signos predictores
de CM (Tabla 2) (14).
Modo de Presentación
a.- Crisis Miasténica en pacientes sin antecedentes de Miastenia
Gravis: Esta condición es infrecuente y de muy difícil
diagnóstico (3, 14). El paciente
puede presentarse en el Servicio de Urgencia con falla respiratoria
aguda; en este caso, el equipo de urgencia procede a realizar el ABC
de reanimación, dejando la disquisición diagnóstica
para un segundo tiempo. La otra posibilidad es la de un paciente en
ventilación mecánica, en una Unidad de Tratamiento Intensivo
o postquirúrgica, el cual no puede ser retirado de ésta.
Muchas veces se ha utilizado bloqueadores neuromusculares (3,
14). El diagnóstico diferencial debe hacerse
dentro de las tetraplejías flácidas agudas (Tabla
3) (14).
b.- Crisis Miasténica en pacientes con antecedentes de Miastenia
Gravis: Es la condición más frecuente (14).
La mayoría de los pacientes (92%) tienen síntomas premonitores
de la crisis (Tabla 2) (3,
14). Las causas más frecuentes son la evolución
natural de la enfermedad (1/3 de los pacientes) (1,
13), enfermedades intercurrentes y trastornos hormonales
(Tabla 4) (2,
3, 12, 13) y drogas
(Tabla 5) (5,
11, 12, 14).
Laboratorio
Los gases en sangre arterial se encuentran dentro de límites
normales, alterándose sólo tardíamente. Esto se
debe a que la insuficiencia respiratoria no es producto de una enfermedad
primariamente pulmonar o cardíaca, sino de una alteración
neuromuscular (12). Los parámetros útiles
para evaluar la función respiratoria de estos pacientes son la
capacidad vital (CV) y la presión inspiratoria máxima
(PIM), las que al bajar de 30 ml/k o 20 cm de H2O respectivamente, son
indicadores de protección de vía aérea y ventilación
mecánica (VM), puesto que existe riesgo inminente de falla respiratoria
(3, 14). Clínicamente la capacidad
de toser se correlaciona con la CV (3).
Diagnóstico Diferencial entre Crisis Miasténica y Crisis
Colinérgica (CC)
Crisis Colinérgica fue descrita por Osserman en 1958 (3)
y se define como el aumento de la paresia muscular debido a bloqueo
postsináptico depolarizante, producto de un exceso de inhibidores
de la acetilcolinoesterasa (IACasa), quienes tienen afinidad por receptores
postsinápticos de acetilcolina (3). Algunos
autores han puesto en duda su existencia (3, 12).
En teoría el diagnóstico diferencial entre CM y CC es
fácil, sin embargo, en la práctica puede llegar a ser
muy difícil (11). Tres antecedentes pueden
ser de gran utilidad para establecer su diferencia: presencia de enfermedad
respiratoria aguda, lo que sugiere CM; síntomas y signos colinérgicos,
lo que apoya una CC (Tabla 6)
(14); y la dosis de IACasa utilizado, altas dosis
sugiere CC y viceversa, aunque hay excepciones (2,
11).
Existen dos enfrentamientos, no necesariamente excluyentes, que intentan
hacer el diagnóstico diferencial, ambos deben realizarse en una
Unidad de Tratamiento Intensivo (UTI), pues hay riesgo inminente de
paro respiratorio.
Se puede administrar un IACasa vía parenteral y observar la
respuesta, si mejora es CM, por el contrario, si empeora CC (16),
sin embargo, la evaluación de mejoría o agravación
puede ser equívoca, debido a que un paciente puede presentar
aumento de fuerza en algunos músculos, mientras que en otros
se acentúa la paresia (12). Esto se puede explicar
por un diferente compromiso de los músculos en la MG, así
como por una distribución desigual de IACasa. Siempre debe imperar
la evaluación sobre los músculos respiratorios. Además
el paciente puede estar tan angustiado por su condición, que
no puede colaborar con el examen (11). Por último,
si se trata de CC la dosis administrada de IACasa puede desencadenar
paro respiratorio, ya sea por aumento de la paresia de la musculatura
respiratoria como por aumento de las secreciones bronquiales.
La otra alternativa es conectar al paciente a VM y suspender completamente
la administración de IACasa por 1 a 2 días, para posteriormente
reiniciarlas en dosis bajas e ir aumentándolas en forma paulatina
(2, 11). Si existe duda con el primer
enfrentamiento, puede realizarse éste (12).
Tratamiento de Crisis Miasténica
General
El paciente debe ser hospitalizado en UTI, conectado a VM según
su clínica y exámenes de laboratorio (CV y PIM); muchas
veces es necesario conectar previo a un diagnóstico específico,
en otras oportunidades como protección profiláctica
de la vía aérea (16), en especial
si hay signos inminentes de paro respiratorio (Tabla
7) (14). De preferencia se indica VM asistida
con presión positiva en fin de espiración (PEEP) de
5 cm de H2O con el objeto de disminuir el riesgo de atelectasias;
también con este objetivo se indica posición de 45°
y kinesiterapia respiratoria intensiva (al menos 3/día). Se
previene la aparición de escaras con cambios de posición
frecuentemente e idealmente con colchón antiescara. Se inicia
profilaxis de flebotrombosis y úlceras de stress. En nuestro
Centro se utiliza heparina de bajo peso molecular o clásica,
vía subcutánea e inhibidores de receptores histaminérgicos
tipo 2 como la Famotidina por sonda nasoenteral (SNE) o endovenosa.
Se comienza precozmente la nutrición del paciente vía
SNE. Debe evitarse el uso de drogas que aumenten la paresia (Tabla
5). Además es recomendable el apoyo psicológico
constante por parte del equipo de salud y su familia.
Específico
Existen varias modalidades en el tratamiento específico de
CM, siendo el más utilizado la plasmaféresis de urgencia,
otros como el uso de IACasa, inmunoglobulinas e inmunosupresores también
han sido aceptados.
Plasmaféresis
Descrito como útil en MG en 1976 (6), es
el método usado como primera línea en CM en la mayoría
de los centros hospitalarios (3), sin embargo, a
la fecha no se ha publicado un trabajo metodológicamente bien
realizado que apoye esta postura. Las bases fisiopatológicas
de su eficacia son debatidas; dentro de los mecanismos propuestos
están la remoción de anticuerpos, aloanticuerpos, complejos
inmune, proteínas monoclonales, toxinas y citoquinas (9).
Técnicamente consiste en intercambiar 2 a 3 litros de plasma
del paciente por albúmina o plasma en 4 ó 5 oportunidades,
frecuentemente en días alternos. Su efecto beneficioso se observa
tras el segundo o tercer reemplazo (3° a 6° día)
(14) y dura aproximadamente 3 meses (8).
En manos expertas sus complicaciones son muy poco frecuentes, destacando
el neumotórax en aquellos que requieren de vía venosa
central para la féresis y la infección local. Algo más
frecuente pero sin repercusión clínica son: la hipotensión,
mareos y parestesias periorales secundaria a hipocalemia (9).
Su costo es elevado (alrededor de 2 millones de pesos). No se ha encontrado
relación entre la desaparición de los síntomas
y el descenso de los niveles plasmáticos de los anticuerpos
antireceptor de acetilcolina (3).
Drogas Anticolinesterásicas
Antes de su uso en CM, debe asegurarse que no se trata de CC. Pueden
utilizarse por vía enteral, a través de SNE o vía
parenteral según dosis equivalentes de los IACasa (Tabla
8) (3, 11). Su uso puede asociarse
a complicaciones debido a exceso de actividad sobre receptores muscarínicos,
estos son la intolerancia digestiva (diarrea, vómitos) y el
aumento de secreciones bronquiales con inminente riesgo de atelectasias.
El uso concomitante de antimuscarínicos, kinesiterapia respiratoria
y VM con PEPP disminuye su incidencia.
Algunos autores no reinician estos medicamentos hasta que la enfermedad
intercurrente haya sido tratada, pues no han observado efectos beneficiosos
al hacerlo (3). Al reiniciarlos emplean la mitad
de la dosis usada previamente por el paciente y la aumentan según
sus requerimientos (3). Una medida descrita como
muy eficaz por otros autores, es el uso endovenoso en infusión
contínua de estos medicamentos (10), sin
embargo, se le ha criticado una respuesta impredecible y un aumento
de las complicaciones por exceso de actividad muscarínica (3).
Inmunoglobulinas
Ha sido utilizada en MG desde 1984 (15), al igual
que con la plasmaféresis no hay trabajos bien diseñados
que demuestren su eficacia (3). La dosis indicada
es igual a la descrita útil en el Síndrome de Guillain-Barré,
0.4 gr/k/día por 5 días consecutivos (7).
La mejoría clínica se observa hasta en un 70% de los
pacientes a los 12 días de iniciado el tratamiento y su efecto
dura entre 2 a 9 semanas (15). El mecanismo de acción
es varíado y complejo: unión a anticuerpos idiotipo-antidiotipo,
bloqueo de receptores Fc de macrófagos, modulación de
linfocios B y T, modulación de síntesis y secreción
de citoquinas y mediadores proinflamatorios desde monocitos y macrófagos
e inhibición del complemento (15). Los efectos
adversos son poco frecuentes y en su mayoría sin repercusión
clínica. Se describe cefalea, mialgias, fiebre y exantema,
éstos pueden ser fácilmente controlados bajando la velocidad
de infusión y usando antihistamínicos de receptores
H1. Complicaciones graves aunque anecdóticas se han reportado:
meningitis aséptica transitoria, anemia hemolítica,
reacciones anafilácticas en pacientes con anticuerpos anti
IgA, insuficiencia renal aguda en pacientes nefrópatas e infección
por virus de hepatitis C. No se ha descrito infección por virus
HIV (15). Su costo es similar al de la plasmaféresis
(7, 8).
Un trabajo prospectivo recientemente publicado, sobre exacerbación
miasténica, definida como: dificultad para deglutir, dificultad
respiratoria o paresia generalizada que impiden la actividad física,
demostró ausencia de significancia estadística en la
eficacia de plasmaféresis (3 recambios) y uso de inmunoglobulinas
en las dosis descritas, por 3 ó 5 días, sin embargo,
demostró diferencia estadísticamente significativa en
la aparición de efectos adversos; 20% en plasmaféresis
y 2% con inmunoglobulinas (4).
Inmunosupresores
El uso de corticoides ha sido propuesto en aquellos pacientes com
CM, en VM por más de 2 semanas y que no han respondido a plasmaféresis.
La dosis recomendada es 1 mg/k/día, en una dosis, durante 1
mes. Mejoría clínica se observa en el 70% de los pacientes
(8) a partir del 10° día (3).
No hay estudios bien diseñados que apoyen esta conducta. El
uso de otros medicamentos inmunosupresores no tiene utilidad en CM
(3).
Una vez que el paciente se encuentre compensado, progresivamente
deben retirarse las medidas de soporte, hasta desconectarlo de VM
y sacarlo de la UTI. Se debe revisar el tratamiento antimiasténico,
optimizándolo. La timectomía es apoyada por la gran
mayoría de los autores, cuando se trata de un paciente joven,
sin embargo, tampoco existen trabajos bien diseñados que apoyen
esta terapia (12). Cuando se indica, es necesario
esperar a que el paciente se encuentre estabilizado, lo que frecuentemente
ocurre tras 6 semanas de ocurrida la crisis (8).
REFERENCIAS
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