INTRODUCCION
Dentro de las disomnias se distingue un grupo de trastornos cuyo síntoma
más importante es la somnolencia diurna excesiva o hipersomnia,
definida como la incapacidad de mantener un nivel de vigilancia adecuado
durante el día. Aunque no se conocen en nuestro medio estudios
de prevalencia, es razonable presumir que la condición se encuentra
subdiagnosticada, en parte porque en general los trastornos de sueño
han comenzado a estudiarse sistematizadamente hace sólo algunas
décadas y en parte porque las patologías del sueño
aún no han sido incorporadas a la enseñanza clínica.
Aunque las hipersomnias pueden ser secundarias a múltiples condiciones
médicas, tales como hipotiroidismo, depresión, encefalopatías
metabólicas, etc. trataremos aquí aquellas que representen
propiamente una patología del sueño, como lo son la apnea
obstructiva, la narcolepsia y las hipersomnias recurrente, idiopática
y traumática.
SEVERIDAD
La reciente clasificación de la Asociación Americana
de Trastornos del Sueño (17), califica la severidad de las hipersomnias
en relación a la interferencia que producen en las actividades
cotidianas. Así, una hipersomnia leve es aquella en la que los
episodios de sueño se presentan sólo en reposo o en situaciones
monótonas, que requieren de poca atención (como p.e. mirar
TV, ir de pasajero en un vehículo, etc.), produciendo escasa
repercusión en el rendimiento. En la moderada la somnolencia
se extiende a actividades o situaciones que requieren de mayor atención
(p.e. conversación, atender en una reunión importante).
Finalmente en la hipersomnia severa los episodios de sueño son
de presentación diaria y en situaciones que requieren gran atención,
tales como manejar, comer, etc. produciendo un marcado compromiso del
rendimiento.
ESTUDIO DE LABORATORIO
Puesto que la hipersomnia es un síntoma, resulta importante
intentar objetivarlo, especialmente si se considera que en algunos casos
se requerira del uso de estimulantes o de tratamientos que pueden resultar
onerosos. La somnolencia excesiva se puede documentar mediante el llamado
test de latencias múltiples de sueño (7). Este examen
consiste en un registro poligráfico (EEG, electro-óculograma,
EMG, etc.), que se realiza durante el día y después de
una noche de sueño habitual. Se practican 4 ó 5 tomas
de 30 minutos, dándole al paciente en cada una de ellas la posibilidad
de dormir una siesta. Se evalúa si aparece o no sueño,
cual es la latencia promedio con la que se inicia en las distintas siestas
y que etapas contiene, en especial si aparece o no sueño REM.
Un individuo normal o no dormirá o tendrá una latencia
en promedio superior a 10 minutos, cifra a la que se ha llegado en estudios
de población normales. Las hipersomnias severas se asocian a
latencias inferiores a 5 minutos; las leves y moderadas entre 5 y 10
minutos. No se registra sueño REM normalmente es estas siestas,
ya que en general esta etapa tarda a los menos 45 minutos en aparecer.
Si embargo, si aparece en más de una siesta se documenta la existencia
de narcolepsia. La presencia de REM en sólo una siesta es menos
específica y puede verse después de la privación
de sueño o defármacos que disminuyen el REM (p.e. tricíclicos).
I.- NARCOLEPSIA.
Definición
Es una disomnia con alteración intrínseca del sueño,
de etiología desconocida, caracterizada por somnolencia diurna
excesiva, asociada con cataplexia y otras manifestaciones del sueño
REM, como parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas.
Puede considerarse una enfermedad del sueño REM, ya que éste
aparece extemporáneamente durante la vigilia manifestándose
con algunas de sus características (atonía en forma
de cataplexia o parálisis del sueño, imaginación
onírica como alucinaciones, etc.).
En 1957 Yoss y Daly (18) estudiaron 241 casos de narcolepsia vistos
en la Clínica Mayo estableciendo una tétrada diagnóstica:
ataques de sueño presentes en el 100% de los casos, se caracterizan
por ser súbitos e irresistibles, en situaciones de actividad
tales como una conversación, mientras se come, etc. Consiste
en períodos de sueño cortos (menos de una hora, típicamente
10-20 minutos), repetidos, después de los cuales el paciente
despierta refrescado. La cataplexia que aparece en el 70% de los casos,
es una característica única de la narcolepsia y consiste
en la pérdida súbita del tono muscular, que puede ser
desencadenada por una emoción (risa, susto, etc.); es generalmente
de corta duración 8segundos a pocos minutos) y con recuperación
completa. La pérdida del tono muscular puede ser global o parcial
afectando sólo a grupos de músculos (p.e. caída
de la cabeza). Durante el episodio no hay compromiso de conciencia
ni de la respiración; por sus caracteres clínicos puede
incluirse entre los diagnósticos diferenciales del síncope.
La parálisis del sueño presente en el 50% de los pacientes
se caracteriza por una súbita incapacidad de movilizar extremidades,
hablar o abrir los ojos, a pesar de la indemnidad de conciencia, especialmente
al dormirse y menos frecuentemente al despertar. El episodio es abortado
con la estimulación del paciente por terceros. Las alucinaciones
hipnagógicas observadas sólo en un 25% de los casos
corresponden a vívidas y aterrorizantes alucinaciones visuales,
auditivas, tactiles o cinestésicas, que se producen al momento
de quedarse dormido o menos frecuentemente al despertar (caso en el
que se denominan hipnopómpicas). Duran pocos minutos y pueden
acompañar a la parálisis del sueño.
A la luz de estos resultados dividieron los síntomas en primarios
y auxiliares:
- Síntomas primarios: somnolencia diurna con ataques de sueño
y cataplexia.
- Síntomas auxiliares: alucinaciones hipnagógicas,
parálisis de sueño, conducta automática y alteración
del sueño nocturno.
La conducta automática que presentan estos pacientes es una
consecuencia de insistir en continuar realizando una actividad a pesar
de la somnolencia. De este modo el paciente se queda dormido mientras
camina, despertando luego en un lugar desconocido, lo que se debe
a la presencia de microsueño de 1 a 10 segundos de duración.
En relación al sueño nocturno destaca el gran acortamiento
de la latencia de sueño, generalmente entre 10 y 30 segundos.
Curiosamente sólo un pequeño porcentaje presenta acortamiento
de la latencia REM en el sueño nocturno, en contraste con la
breve latencia REM en el sueño diurno.
Generalmente los primeros síntomas comienzan a desarrollarse
en la pubertad, con un peak de incidencia entre los 15 y 25 años.
Hay otro aumento de incidencia entre los 35 y 45 años, alrededor
de la menopausia en la mujer (10).
Recientemente se ha descubierto un antígeno de histocompatibilidad,
denominada DR2, que está presente en la gran mayoría
de lo s narcolépticos, según algunos autores en todos
(10).
El diagnóstico se formula con una historia clínica
sugerente, en la que no puede faltar la hipersomnia y los ataques
de sueño. Sólo un 10% presenta la tétrada originalmente
descrita. Debe objetivarse mediante un test de latencia múltiple
de sueño (TLMS), que mostrará una latencia promedio
menor de 5 minutos y presencia de sueño REM en a lo menos dos
siestas.
El tratamiento consiste en las siestas programadas y adecuado sueño
nocturno (evitando las trasnochadas) y estimulantes del SNC (metilfenidato,
anfetaminas, pemoline). Para la cataplexia, parálisis del sueño
y alucinaciones son útiles los antidepresivos tricíclicos,
por su acción inhibidora del sueño REM (14).
II.- APENA DEL SUEÑO OBSTRUCTIVA.
Definición
Se caracteriza por la presencia de episodios repetidos de obstrucción
de la vía aérea superior durante el sueño, usualmente
asociados a una caída en la saturación de oxígeno.
Es uno de los trastornos de sueño más fáciles
de diagnosticar si se lo tiene presente, ya que su sintomatología
y signología es muy típica. Se debe pensar en esta condición
toda vez que el paciente presente hipersomnia y sea además
roncador importante.
Los ataques de sueño, a diferencia de los vistos en la narcolepsia,
son más prolongados y no refrescan. A veces los pacientes sufren
períodos de desorientación y conducta automática,
producto de la marcada somnolencia, lo que deriva en caída
del rendimiento laboral y accidentes de tránsito. Una vez dormidos
presentan múltiples despertares, la gran mayoría inadvertidos
para el paciente, cada uno de los cuales sigue a una apnea y que serían
la causa de la somnolencia diurna, aunque estudios muy recientes han
demostrado que esta se correlaciona mejor con la hipoxemia producto
de las apneas, que con la fragmentación del sueño. También
pueden presentar inquietud motora justo an tes del reinicio de la
respiración y mucho menos frecuentemente sonambulismo. En los
niños y más raramente en adultos aparece enuresis (6).
Debido a este sueño poco reparador, en el que característicamente
hay marcada disminución de la etapa III y IV de sueño
no REM, el paciente amanece con una sensación de abombamiento;
la mitad de ellos presenta además cefalea matinal frontal u
holocránea.
Sin embargo uno de los síntomas más importantes, presente
en todos los casos, el ronquido (13), no es aportado por el paciente,
sino que por el cónyuge o familiares; frecuentemente es de
tal magnitud que muchas veces obliga al acompañante a dormir
en pieza separada. Generalmente ha estado presente años antes
del desarrollo de la enfermedad. Igualmente valiosa es la información
del cónyuge en relación a las apneas; habitualmente
descritas como períodos de silencio que siguen al ronquido
y que generalmente motivan la consulta al médico, dado el temor
que inspiran.
Se describen 3 tipos de apnea: una central, de ocurr encia muy inhabitual,
con cese del flujo aéreo y ausencia de esfuerzo respiratorio,
una obstructiva, en la que el cese del flujo aéreo se asocia
a persistencia del esfuerzo respiratorio y finalmente la mixta en
la que hay aparición del esfuerzo respiratorio hacia el final
de la apnea; es la más frecuente de todas.
Se define como apnea la ausencia del flujo aéreo, nasal y
bucal, de al menos 10 segundos de duración. Se establece un
índice de severidad, de acuerdo con el número de apneas
por hora de sueño, siendo patológico más de 5
episodios por hora de sueño.
En la apnea del sueño que se presenta como hipersomnia, los
episodios de apnea son predominantemente obstructivos o mixtos. La
apnea del sueño que se manifiesta como insomnio es de tipo
central.
La apnea obstructiva del sueño tiene una franca predominancia
en el sexo masculino, con una proporción de 6-10:1 en hombres
versus mujeres (9), que aumenta con la edad. En general en mujeres
el cuadro se asocia a obesidad importante, menopausia, histerectomía
u ooforectomía.
Como hallazgos frecuentes del examen físico se incluye la
obesidad, cuello corto y grueso, con o sin obesidad e hipertensión
arterial.
Los trastornos cardíacos secundarios se producen en cuadros
de cierta severidad e incluyen arritmia sinusal, bradicardia severa
(< 30), asistolía y taquicardias supraventriculares y ventriculares.
La enfermedad conlleva un aumento del riesgo de muerte súbita,
generalmente por arritmias graves. Además puede asociarse a
dos trastornos endocrinos, el hipotiroidismo y la acromegalia (3).
Polisomnograma.
Permite formular el diagnóstico si el índice de apneas
es mayor de cinco episodios por hora de sueño.
Este estudio debe prolongarse por toda la noche, para asegurar el
registro de sueño REM e incluir la posición decúbito
dorsal (5), ya que ambas situaciones empeoran las apneas. Estos eventos
se producen principalmente durante las etapas 1 y 2 de sueño
no REM y durante el REM (período en que son más prolongadas).
Tratamiento.
1.- Medidas generales: Reducción de peso, aunque es muy difícil
de lograr, si se consigue una baja significativa es beneficiosa.
2.- Tratamiento farmacológico: Poco efectivo. Entre los medicamentos
que han sido usados está el acetato de Medroxiprogesterona
(estimulante de la respiración), en dosis de 60 a 120 mg/día
(15) y la Protriptilina (antidepresivo tricíclico), en dosis
de 2.5 a 20 mg/día (1). La aparición de efectos colaterales
anticolinérgicos limita su uso.
3.- CPAP nasal. El uso de presión positiva contínua
(16) mediante una mascarilla es muy efectivo, evitando el colapso
de la vía aérea durante el sueño. La principal
limitación es la mala tolerancia, la que es más pobre
mientras menos severa es la apnea.
4.- Tratamiento quirúrgico: La uvulopalatofaringoplastía
(UPFP) es el tratamiento de elección para pacientes con apnea
del sueño severa con arritmias graves y pueden usarse tambié
ēn en pacientes con apnea del sueño moderada o severa y como
alternativa del uso del CPAP nasal. Tiene buenos resultados en el
50 a 60% de los casos (4). En casos muy severos con peligro vital
inminente es procedente la traqueostomía (8).
III.- HIPERSOMNIAS RECURRENTES.
Esta curiosa e infrecuente patología se caracteriza por episodios
recurrentes de hipersomnia, con intérvalos libres de semanas
o meses (17).
La forma típica y más conocida es el Sindrome de Kleine-Levin,
un trastorno caracterizado por hipersomnia cíclica, hiperfagia
(con consumo degrandes cantidades de comida en muy corto tiempo) y
desinhibición sexual, generalmente compulsiva. Comienza durante
la adolescencia en hombres y a veces más tardíamente
en la mujer. La hipersomnolencia puede comenzar abrupta o progresivamente
y lleva al paciente a dormir 18 a 20 horas diarias, levántandose
sólo para comer e ir al baño. Cuando son despertados
por un estímulo fuerte, responden verbalmente pero generalmente
en forma ininteligible. Durante este período se producen también
trastornos conductuales como irritabilidad y agresividad, además
de depresión, despersonalización y ocasionalmente alucinaciones.
En estos pacientes es común un aumento de peso de 2 a 5 kilos
durante el episodio. En las formas monosintomáticas sin embargo
puede observarse una reducción del peso.
La duración de los episodios varía entre 12 horas a
3 - 4 semanas, con intérvalos de recurrencia de semanas a varios
meses (12).
Durante los intérvalos libres la conducta de estos pacientes
es normal y con el tiempo estos episodios van disminuyendo en duración,
intensidad y frecuencia.
El tratamiento está orientado al control de la hipersomnia
con uso de estimulantes del SNC, durante los períodos críticos.
Se desconoce el curso natural de la enfermedad pero se estima que
tiende a desaparecer con el término de la adolescencia.
Existen otras formas de hipersomnias cíclicas en las que no
están los síntomas acompañantes (hipersexualidad,
hiperfagia) a las que se denominan por esto monosintomáticas.
Se presume que son variantes de Kleine Levin y tendrían una
evolución semejante.
IV.- HIPERSOMNIAS IDIOPATICA.
Existe un grupo de pacientes con hipersomnias puras, no ciclícas
ni asociadas a otra sintomatología, documentadas con el TLMS,
con sueño nocturno normal y a las que se denomina idiopáticas.
Se la ha llamado también narcolepsia no REM. El sueño
nocturno puede estar normal o aumentado.
La somnolencia diurna compromete el rendimiento, pero rara vez lleva
a conductas automáticas. Las siestas durante el día
son prolongadas y no refrescantes. Estos pacientes son difíciles
de despertar y se levantan "embotados". Se distinguen algunos subgrupos
en esta entidad (11):
Uno con probable componente genético, evidenciado por antecedentes
familiares del mismo cuadro y presencia de antígeno HLA Cw2;
en ellos es posible encontrar síntomas sugerentes de disfunción
del sistema nervioso autónomo (síncope, hipotensión
ortostática y más frecuentemente fenómenos del
tipo Raynaud). Otro subgrupo tiene antecedentes de infección
viral previa conocida (mononucleosis, neumonia viral atípica,
Guillain-Barré) y un último grupo propiamente idiopático
ya que no presenta antecedentes familiares ni historia de infección
viral.
El diagnóstico clínico se complementa con un polisomnograma
(PSG) que muestra sueño normal o prolongado y un TLMS con una
latencia de sueño menor de 10 minutos y ausencia de REM.
El tratamiento se reduce a higiene del sueño, evitando privación
de sueño o cambios bruscos de su horario, ya que empeoran la
hipersomnia y al uso de estimulantes del SNC.
V.- HIPERSOMNIA POST TRAUMATICA.
Es una disomnia que aparece como consecuencia de un traumatismo encéfalo
craneano, con clara alteración de los patterns de sueño
pre-traumatismo. La hipersomnia diurna es de magnitud variable, pudiendo
o no ser abortadas por el paciente, con algunos episodios de sueño
subsecuentes. La longitud del sueño nocturno se encuentra prolongada.
El cuadro se manifiesta en el contexto de síntomas post traumáticos
como cefalea, dificultad de concentración, etc. Aparece inmediatamente
después del episodio y pasa en el curso de semanas o meses.
En general, la severidad de la somnolencia se relaciona con la severidad
del traumatismo (17).
El diagnóstico se formula con una historia clínica
sugerente y un TLMS con una latencia menor de 10 minutos y ausencia
de sueño REM. El tratamiento es semejante al de la hipersomnia
idiopática.
REFERENCIAS.
1.- Clark R., et al. Sleep apnea. Treatment with protryptyline. Neurology
29: 1287, 1979.
2.- Colt H., et al. Hypoxemia vs sleep fragmentation as cause of excessive
daytime sleepniness in obstructive sleep apnea. Chest. 100: 1542-48, 1991.
3.- Dement W., Guilleminault C. Diagnostic classification of sleep disorders.
Sleep 2: 67, 1979.
4.- Fujita S., et al. Surgical correction of anatomic abnormalities in
obstructive sleep apnea syndrome: uvulopalatopharyngoplasty. Otolaryngol
Head Surg. 89: 932 - 934, 1981.
5.- George CF., Millar TW, Kryger MH. Sleep apnea and body position during
sleep. Sleep 11 (1): 90-99, 1988.
6.- Guilleminault C. Sleep and its disorders in children. p. 186. Raven
Press. 1986.
7.- Guilleminault C. Sleeping and waking disorders: indications and techniques.
p. 145 - 151. Addison - Wesley Pub. Co.
8.- Guilleminault C., et al. Obstructive sleep apnea syndrome and tracheostomy.
Longterm follow-up exprience. Arch. Int. Med. 141: 985-988, 1981.
9.- Guilleminault C., Tilkian y Dement W. The sleep apnea syndromes.
Ann. Rev. Med. 27: 465-485, 1976.
10.- Kryger MH., Roth T. and Dement W. Narcolepsy syndrome en: Principles
and practice of sleep medicine. p. 338-346. W.B. Saunders Co. 1989.
11.- Kryger MH., Roth T. and Dement W. Idiopathic Central Nervous System
Hypersomnia en: Principles and practice of sleep medicine. p. 347-350.
W.B. Saunders Co. 1989.
12.- Kryger MH., Roth T. and Dement W. The Kleine - Levin Syndrome en:
Principles and practice of sleep medicine. p. 377 - 378. W.B. Saunders
Co. 1989.
13.- Lugaresi E., et al. Snorig, electroencephalography and clinical
neurophisiology 39: 59 - 64, 1975.
14.- Mitler M., Hajdukovic R., Erman M., Koziol J. Narcolepsy. Journal
of Clinical Neurophysiology 7 (1): 93 - 118, 1990.
15.- Strohl K., et al. Progesterone administration and progressive sleep
apnea. JAMA 245: 1230 - 32, 1981.
16.- Sullivan CE., et al. Reversal of obstructive sleep apnea by continuous
positive airway pressure applied through the nares. The Lancet 18: 862
- 865, 1981.
17.- The international classification of sleep disorders. American Sleep
Association. 1990.
18.- Yoss RE., Daly DD. Criteria for the diagnosis of the narcoleptic
syndrome. Proc. Staff Meet Mayo Clin. 32: 320 - 328, 1957.
|