Introducción

La sarcoidosis es una enfermedad multisistémica de etiología desconocida. Su patogenia se relaciona con la formación de una lesión inflamatoria, el granuloma. El principal órgano comprometido es el pulmón, también pueden afectarse el sistema nervioso, el globo ocular, el riñón, los huesos y las articulaciones. La prevalencia de esta enfermedad varía según la zona geográfica y raza.

El sistema nervioso se compromete cuando la sarcoidosis se presenta como una enfermedad sistémica, lo que ocurre en el 5% de los casos (1).

El compromiso del sistema nervioso es una complicación severa y constituye una de las causas más frecuentes de discapacidad debido a sarcoidosis.

Historia

La sarcoidosis fue descrita en 1877 por Sir Jonathan Hutchinson como una enfermedad de la piel (2). En la siguiente centuria, Caesar Boeck la define como une enfermedad multisistémica y comienza a utilizar el término "sarkoid", ya que su histopatología era similar a la del sarcoma, de este término deriva la palabra sarcoidosis (3). El compromiso neurológico en la sarcoidoisis fue reportado por primera vez en 1900 por Heerfordt, quien describió pacientes con compromiso de los nervios craneanos (4).

Epidemiología

La sarcoidosis es una enfermedad de distribución mundial, afecta a personas de todas las razas, ambos sexos y de todas las edades (5). Es más frecuente en menores de 40 años, siendo más común en africanos y rara en asiáticos (1).

La incidencia anual en blancos es de 10,9 por 100.000 habitantes, en la población de raza negra aumenta a 35,5 por 100.000 habitantes (6,7). La prevalencia estimada en Estados Unidos de Norteamérica es de 1 a 40 casos por 100.000 habitantes.

Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones neurológicas de la neurosarcodosis se presentan habitualmente dentro de los dos primeros años del comienzo de la enfermedad sistémica (1,8). La edad de diagnóstico en adultos fluctúa entre los 25 y 50 años, en los niños entre los 9 y 15 años (1,8).

Las manifestaciones neurológicas son variadas: se compromete el sistema nervioso central (SNC), el sistema nervioso periférico (SNP) y el músculo.

Un estudio recientemente publicado, que incluyó 68 pacientes con neurosarcoidosis, mostró que el 62% de los pacientes presentó compromiso del SNC (72% nervios craneanos y 21% troncoencéfalo o cerebelo), 28% se manifestó con compromiso de la médula espinal y el 10% con deterioro cognitivo (9).

El compromiso de nervios craneanos es la manifestación neurológicas más frecuente, su patogenia es la afectación de las leptomeninges por la sarcoidosis. El nervio facial es el más comprometido, aproximadamente un 20% de los pacientes presentan paresia facial. Generalmente es unilateral, pero puede ser bilateral (9). El compromiso del nervio óptico también es frecuente, llegando en ocasiones a la atrofia del nervio óptico (10). Se puede observar edema de papila debido a masas intracraneanas, meningoencefalitis e hidrocefalia; infiltración granulomatosa del disco óptico, orbitaria o retro-orbital; y papilitis secundaria a neuritis óptica, periflebitis retineana o uveitis posterior severa. Se describen además otros compromisos del globo ocular, como: uveítis, iriditis y coroiditis (1,11).

Otros nervios craneanos menos frecuentemente afectados son: el acústico (uni o bilateral), trigémino, recurrente laríngeo e hipogloso.

Otra sintomatología secundaria a la afectación de SNC es la enfermedad cerebrovascular. Se han descritos déficit neurológico focal transitorio e infartos encefálicos debido a vasculitis (1).

Las manifestaciones secundarias al aumento de la presión intracraneana como: cefalea y compromiso de conciencia, son generalmente consecuencia del compromiso meníngeo difuso, o bien secundario a hidrocefalia. También existen reportes de crisis convulsivas (1).

Las alteraciones psiquiátricas se deben al compromiso del parénquima cerebral o a alteraciones neuroendocrinas, ya que existen lesiones en el eje hipotálamo-hipofisiario y de la glándula hipófisis.

Las lesiones en el troncoencéfalo son infrecuentes, puede observarse lesiones desmielinizantes, infartos y hemorragias.

La médula espinal rara vez se compromete, las alteraciones observadas corresponden habitualmente a masas intramedulares, similares a las observadas en enfermedades desmielinizantes (1). Una vez iniciado los síntomas medulares se produce un deterioro clínico en el curso de 18 meses (10).

El compromiso del SNP en la neurosarcoidosis ha sido reportado en un 6 a 18% de los casos. Se manifiesta como una mononeuropatía (nervios frénico, cubital, radial, mediano y peroneo), una mononeuropatía múltiple o una polineuropatía simétrica. Menos frecuente es su presentación como una polirradiculopatía (12). La miopatía es una rara manifestación de la neurosarcoidosis. La biopsia muscular puede mostrar la presencia de granulomas.

Diagnóstico

El diagnóstico de neurosarcoidosis es en ocasiones difícil. Especialmente en los pacientes en los cuales existen manifestaciones aisladas del sistema nervioso, sin coexistir con la presencia de manifestaciones sistémicas de la enfermedad. En estos casos se requiere de variados estudios de laboratorio que apoyen el diagnóstico.

La alteración del líquido cefaloraquídeo (LCR) implica el compromiso de las leptomeninges, el cual es secundaria a una meningitis basal crónica (12). El estudio de LCR es normal en un 30% de los pacientes, principalmente en quienes presentan un compromiso del sistema nervioso periférico o del eje hipotalámico-hipofisiario (1,8). Cuando se encuentra alterado, los hallazgos más frecuentemente observados incluyen: pleocitosis linfocitaria, hiperproteinorraquia y glucosa normal o baja. Estos hallazgos son inespecíficos. En una serie de 106 pacientes con neurosarcoidosis, el 58% presentaron pleiocitosis (10-100 cel/mm), 66% hiperproteinorraquia (50-200 mg/dl) y 19% glucosa baja (13).

Los niveles séricos de enzima convertidora de angiotensina (ECA) habitualmente se encuentran elevados en la sarcoidosis pulmonar. En cambio, en la neurosarcoidosis suele ser normal. El aumento del nivel de ECA en el LCR se observa aproximadamente en un 50% de los pacientes con neurosarcoidosis (13,14). Su eficacia en el diagnóstico de neurosarcoidosis es controvertido, ya que su especificidad es baja. El nivel de ECA también se eleva en tumores encefálicos y meningitis bacteriana (1).

El uso de resonancia magnetica de encéfalo (RM) en secuencias con gadolineo tiene una mayor sensibilidad y especificidad que la tomografía computarizada con contraste en la evaluación del compromiso neurológico de los pacientes con neurosarcoidosis (15,16). La RM puede detectar enfermedad subclínica, por otro lado, la normalidad del examen no excluye el diagnóstico, sobre todo en pacientes con neuropatía craneana aislada o que se encuentran en tratamiento con esteroides (17). Las alteraciones presentes en la RM se resumen en la tabla 1 (9,18).

Las lesiones multifocales de la sustancia blanca periventricular y subcortical son isointensas o hipointensas en T1 e hiperintensa en T2 (1,15,16,17,18,19). Pueden también estar presentes en el troncoencéfalo y ganglio basales. Las lesiones periventriculares son inespecíficas, en ocasiones indistinguibles de las lesiones observadas en la esclerosis múltiple.

La coexistencia de refuerzo meningeo con las lesiones antes mencionadas o la persistencia de lesiones intraparenquimatosas que captan contraste por semanas son sugerentes de neurosarcoidosis.

Las lesiones periventriculares también pueden ser consecuencia de una isquemia subclínica secundaria a vasculitis granulomatosa, estas han sido reportadas en pacientes con factores de riegos, por ejemplo, pacientes con otras vasculitis inflamatorias y ancianos (rara en menores de 50 años) (16,17,18).

El refuerzo meningeo se observa habitualmente en las regiones supraselar y frontal basal. Ocasionalmente se funden para formar masas, particularmente en la región del quiasma óptico, piso del III ventrículo y el tallo pituitario (17,19,20,21).

La hidrocefalia puede ser una complicación de la meningitis crónica, en estos casos el refuerzo meningeo sugiere un proceso inflamatorio activo, en tanto que su ausencia, fibrosis (15,22).

El aumento de la señal en los nervios craneanos es rara vez observado en la RM, ya que el compromiso generalmente es extracraneano. Sin embargo, el refuerzo del nervio óptico con gadolinio puede ocurrir, debido a la coexistencia de compromiso del quiasma óptico o la presencia de masa orbitaria (9,16,18,23,24).

La coalescencia de granulomas puede producir masas intraparenquimatosa. El hipotálamo, la glándula hipófisis, el troncoencéfalo, los hemisferios cerebrales y cerebelosos son los más frecuentemente afectados. El compromiso intraparenquimatoso puede ser único o múltiple, mostrando captación de contraste con gadolinio circundado por edema, además de refuerzo meningeo (19,25).

La imagen de infiltración granulomatosa de la duramadre puede confundirse con un meningioma (17,18,20,26).

Las lesiones de la médula espinal se observan más frecuentemente en los segmentos cervicales, pero pueden comprometer cualquier nivel. La RM puede mostrar un aumento del diámetro de la médula espinal, ya sea en forma difusa o masas irregulares intramedulares, a veces con un componente extramedular hiperintenso en T1 y T2 y acompañados de refuerzo meningeo. Estas lesiones no son específicas, siendo importante considerar como diagnóstico diferencial a la esclerosis múltiple, los tumores medulares y la tuberculosis (18,27,28).

La terapia con esteroides generalmente causa la desaparición o una marcada reducción de las lesiones con captación anormal del gadolineo. Sin embargo, la mejoría radiológica a veces no va en paralelo con la clínica, persistiendo particularmente las lesiones en la sustancia blanca (18,20,28,29).

Los exámenes generales pueden estar alterados pero son inespecíficos. El hemograma puede mostrar una anemia microcítica e hipocroma y una velocidad de sedimentación elevada. Pueden existir alteraciones en exámenes endocrinológicos en casos de afectación del eje hipotálamo-hipofisiario.

El estudio electrofisiológico en los pacientes con compromiso del SNP muestra un patrón de degeneración axonal, atribuyéndose el daño a la presencia de granulomas y a angeitis del vaso vasorum (12).

 

La biopsia generalmente se realiza en linfonodos, conjuntiva o músculo. Se observa la presencia de granulomas no caseosos. Es importante señalar que la muestra debe ser amplia ya que estos granulomas son escasos (1).

Es importante considerar que la presencia de granulomas no constituye el diagnóstico definitivo de sarcoidosis, ya que se deben descartar otras enfermedades granulomatosas (5).

 

El diagnóstico diferencial se resume en la tabla 2.

Tratamiento

No existe un tratamiento curativo de la enfermedad. La terapia está destinada al alivio sintomático, siendo las drogas inmunosupresoras la base de la terapéutica (1).

Los esteroides son las drogas de elección para el inicio del tratamiento. La dosis fluctúa entre 0,15 a 1,5 mg/kg/día, con una duración aproximadamente de 6 a 12 meses. La mejoría clínica se observa en los primeros dos meses de tratamiento, en tal caso se recomienda disminuir lentamente la dosis de los esteroides.

La resistencia a los esteroides ocurre en un 30% de los casos (8), en ellos se puede utilizar pulsos de azatioprina, ciclofosfamida y en casos de intolerancia o no respuestas a estas drogas, metotrexato. Existen también reportes de eficacia a ciclosporina e hidroxicloroquina (1).

En pacientes refractarios existen algunos reportes de respuestas con Infliximab, un anticuerpo monoclonal dirigido contra el factor de necrosis tumoral (TNF-alfa) (30).

La radioterapia ha sido utilizada en pacientes refractarios desde 1980 (1,8). Se usa en dosis bajas, observándose beneficios sintomáticos (1,8). La respuesta es observada en promedio dentro del primer mes de tratamiento, con un rango de 11 días y 3 meses.

No existen estudios bien diseñados respecto a la terapia de pacientes con neurosarcoidosis, por lo que no es posible recomendar un tratamiento estándar. El tratamiento debe ser realizado según el compromiso de cada paciente.

Pronóstico

El compromiso del sistema nervioso determina un pronóstico poco favorable, particularmente en los casos con afectación de SNC (31).

El curso clínico es monofásico en dos tercios de los pacientes. En el otro tercio, es una forma crónica y progresiva. La remisión espontánea puede ocurrir entre los 4 y 6 meses, pero es infrecuente (1). La mortalidad ha sido reportada hasta en un 5% de los pacientes (1).

Conclusión

La neurosarcoidosis es una enfermedad infrecuente. A pesar del continuo reporte de pequeñas series, no existe un progreso importante en la definición de esta enfermedad ni de su tratamiento. De ahí la importancia de contar con estudios prospectivos a largo plazo para permitir un diagnóstico y tratamiento confiable.

Tabla 1
Alteraciones observadas en la RM en pacientes con neurosarcoidosis

-Lesiones multifocales en la sustancia blanca periventricular y subcortical*
-Refuerzo meningeo*
-Hidrocefalia
-Aumento de señal de nervios craneanos (principalmente nervio óptico)
-Masas intracraneanas
-Masas durales
-Lesiones intramedulares (masas, desmielinización)
*Lesiones más frecuentes


Tabla 2
Diagnóstico diferencial de neurosarcoidosis

Enfermedades granulomatosas (Tuberculosis, enfermedad de Wegener)
Enfermedades desmielinizantes
Carcinomatosis meningea
Tumores del sistema nervioso central
Neurosífilis

Referencias:

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