Introducción
Los pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia
adquirida humana (VIH) presentan complicaciones neuropáticas derivadas
de su enfermedad de base o secundarias al tratamiento antiretroviral. Entre
el 10 y el 35% de los pacientes infectados con VIH desarrollan alguna neuropatía
asociada, dependiendo principalmente del tiempo de evolución.
Histológicamente, se observan lesiones neurales en el 95% de los pacientes
que mueren debido al sindrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). El daño
neural puede ser provocado por efecto directo del VIH en la replicación
de las células gliales, por infección con agentes oportunistas
como citomegalovirus (CMV), por toxicidad derivada de la terapia antiretroviral
o a través de mecanismos inmunes (1) Las neuropatías asociadas
al VIH se han clasificado según la etapa de la enfermedad en que
aparecen, según su curso clínico y los síntomas predominantes
Tabla 1.
Neuropatías asociadas a SIDA
La más común de las neuropatías asociadas
al VIH es la polineuropatía simétrica distal (PSD). Se
encuentra hasta en un 30% de los pacientes con SIDA y se observa en etapas tardías
de la enfermedad, por lo que los pacientes con PSD presentan, frecuentemente,
infecciones oportunistas y caquexia.
Los síntomas principales son disestesias distales,
parestesias y sensación de adormecimiento, inicialmente en extremidades
inferiores. Sólo se observa debilidad muscular en etapas tardías
de la enfermedad. Los signos más frecuentes en PSD son la disminución
o ausencia del reflejo aquiliano respecto del rotuliano y disminución
de la sensibilidad dolorosa y térmica en guante y calcetín. La
presencia de reflejos rotulianos vivos y disminución de los reflejos
aquilianos puede indicar la concomitancia de una mielopatía con la neuropatía.
Los principales hallazgos histopatológicos son consistentes
con una axonopatía con desmielinización secundaria. Además,
aparecen abundantes macrófagos tanto en los nervios periféricos
como en las raíces espinales. La biopsia de nervio muestra linfocitosis
con infiltración de los vasos sanguíneos por células CD8,
sin evidencias de arteritis necrotizante (2).
Los estudios electrofisiológicos
muestran disminución de la amplitud o ausencia de potenciales de acción
en el nervio sural. Menos frecuentemente se encuentra disminución de
las amplitudes de las respuestas sensitivas y motoras en los nervios mediano
o cubital (3).
Los factores de riesgo para
desarrollar PSD incluyen la presencia de un compromiso del estado general, un
conteo de RNA viral mayor de 10.000 copias/ml, lo cual implica 2.3 veces más
riesgo de desarrollar DSP que con menos de 500 copias/ml. Los pacientes con
conteo de CD4< 750 células/mm3 tienen 1.4 veces
más riesgo de desarrollar una PSD (4).
El tratamiento es principalmente sintomático. Se
han utilizado esquemas similares a los del dolor asociado a cáncer con
beneficio cercano al 84%. Los analgésicos de primera línea son
los antiinflamatorios no esteroidales (aspirina, ibuprofeno) y paracetamol,
seguido de amitriptilina en dosis de hasta 150 mg/día. También
se han usado anticonvulsivantes como fenitoína, carbamazepina y gabapentina.
Existen estudios que indican que la lamotrigina tendría un efecto superior
al placebo en la reducción del dolor en pacientes con DSP (5).
Las polineuropatías
desmielinizante inflamatoria aguda (AIDP) y crónica (CIDP) pueden
ocurrir durante la seroconversión de VIH. Clínicamente se presentan
de igual forma que en pacientes seronegativos.
Es importante destacar el estudio del líquido cefalorraquídeo
(LCR) en que se observa pleocitosis de 10 a 50 células/mm3
en la mayoría de los pacientes infectados con VIH, mientras que en pacientes
VIH negativo el LCR es acelular. Las proteínas se encuentran elevadas
(50-250 mg/dl), como en los pacientes seronegativos.
Los estudios de conducción neural y la biopsia de
nervio sural son compatibles con desmielinización.
Respecto al tratamiento de AIDP y CIDP en VIH, no se han publicado
estudios controlados de series grandes. Tanto el curso clínico como la
respuesta al tratamiento parece ser similar al de los pacientes sin infección
por VIH (6).
La mononeuropatía múltiple (MM) es una
complicación infrecuente de la infección por VIH pudiendo presentarse
en diferentes etapas de la enfermedad. Clínicamente, se presenta con
compromiso asimétrico de nervios craneanos o periféricos, con
preservación de los reflejos osteotendíneos en las distribuciones
asintomáticas.
Existe una forma de MM temprana en el curso de la infección
por VIH, la cual se asocia a CD4 mayores de 200/mm3, con
déficit sensitivo o motor limitado a uno o dos nervios periféricos
o craneanos. Los déficit se recuperan en meses espontáneamente
o con terapia inmunomoduladora (7). Por otra parte, con conteos de CD4
menores de 50/mm3, los pacientes desarrollan una forma de MM más
extensa. Esta neuropatía puede progresar rápidamente, con un cuadro
clínico similar al de la AIDP o como una poliradiculopatía progresiva.
Dentro de las etiologías propuestas para la MM temprana
están los mecanismos autoinmunes, dadas sus similitudes con AIDP, la
buena respuesta a tratamiento inmunosupresor y su buen pronóstico. En
la forma tardía de MM es importante descartar causas como linfoma, crioglobulinemia,
meningitis criptocócica, toxoplasmosis, herpes zoster y citomegalovirus
(CMV). En pacientes inmunocomprometidos con conteo de CD4 bajo, aún
sin evidencia de infección por CMV, se recomienda un tratamiento empírico
con ganciclovir 5 mg/kg /12 h ev por 2 semanas con una dosis de mantención
de 5mg/kg/día ev 5 días de la semana(8).
La poliradiculopatía progresiva (PP) presenta
un curso rápido y con una buena respuesta potencial al tratamiento precoz.
Generalmente ocurre en etapas tardías del curso de la infección
por VIH. La incorporación de la terapia antiretroviral ha marcado una
disminución en la incidencia de PP.
Clínicamente la PP se caracteriza por dolor y parestesias
en distribución de la cauda equina, seguido de una paraparesia flácida
rápidamente progresiva, arreflexia en extremidades inferiores y disfunción
esfinteriana. El 90% de los pacientes presenta retención urinaria (9).
Se han descrito casos de sobreposición de MM con PP. La mortalidad de
PP sin tratamiento es cercana al 100% con una duración de los síntomas
entre 2 y 30 días (10).
En el estudio electrofisiológico se encuentra denervación
en las extremidades inferiores y en los músculos paraespinales. En la
medida en que la enfermedad progresa disminuye la amplitud de los potenciales
de acción compuestos (CMAP). Estos hallazgos indican compromiso axonal
proximal en segmentos lumbares, lo cual es de utilidad para diferenciar entre
PP, AIDP y MM, cuya presentación clínica puede sobreponerse.
El LCR se caracteriza por pleocitosis de predominio polimorfonuclear,
hiperproteinorraquia e hipoglucorraquia. El predominio de células mononucleares
debe considerar como diagnóstico diferencial una meningitis linfomatosa
o una poliradiculopatía no progresiva.
En pacientes con PP se han descrito antígenos de CMV
tanto en nervio periférico como en ganglios espinales. En el LCR es posible
encontrar marcadores de CMV mediante PCR, inmunohistoquímica e hibridización
in situ (11).
El tratamiento temprano de PP con ganciclovir es considerado
útil para estabilizar o revertir en forma parcial los déficit
neurológicos. Se ha descrito factores predictivos de resistencia a ganciclovir
como la persistencia de pleocitosis de predominio PMN e hipoglucorraquia y la
persistencia de cultivos positivos para CMV en LCR o sangre una vez iniciado
el tratamiento. En caso de sospecha de resistencia al tratamiento con ganciclovir
se recomienda utilizar foscarnet o cidofinir (12).
La neuropatía autonómica (NA) se
observa en etapas tardías del SIDA, siendo proporcional al grado de inmunosupresión.
La incidencia puede ser de hasta 50%, siendo frecuentemente subclínica.
Clínicamente se caracteriza por un compromiso tanto
del sistema nervioso parasimpático como simpático. Las anormalidades
parasimpáticas incluyen taquicardia de reposo, impotencia y retención
urinaria. Dentro de los síntomas simpáticos se incluyen la hipotensión
ortostática, síncope, diarrea y anhidrosis.
El tratamiento recomendado es de soporte, incluyendo monitorización
cardiovascular y antiarrítmicos en etapas avanzadas.
El tratamiento antiretroviral ha tenido un gran impacto en
el pronóstico de la infección por VIH. La incidencia de complicaciones
neurológicas debido a infecciones oportunistas, así como la demencia
asociada a VIH han disminuido significativamente. Sin embargo, la incidencia
de polineuropatía periférica ha aumentado, asociado al uso de
algunas drogas antiretrovirales.
La toxicidad en nervio periférico inducido por drogas
antiretrovirales se ha observado sólo con nucleósidos análogos
a la transcriptasa reversa (NRTI). Estos incluyen la zidovudina (AZT), stavudina
(d4T), fialuridina (FIAU), didanosina (ddI), zalcidabina (ddC) y lamivudina
(3TC). Todos los NRTI, menos AZT, son neurotóxicos en forma dosis dependiente,
siendo AZT el único NRTI miotóxico (13).
Clínicamente se caracteriza por sensación de
quemadura en pies y piernas, calambres, disminución de la sensibilidad
dolorosa y térmica, con disminución del reflejo aquiliano. Dado
que el cuadro clínico de la neuropatía por NRTI es similar al
de PSD, es importante considerar la asociación temporal entre el inicio
de los síntomas y la terapia antiretroviral. La mejoría del cuadro
clínico luego de la suspensión de NRTI o la disminución
de la dosis y el perfil de empeoramiento por 2 a 4 semanas luego de suspendido
NRTI seguido de mejoría clínica, orientan respecto del origen
del cuadro.
La neurotoxididad por zalcidabina (ddC) se presenta en el 80%
de los pacientes que utilizan dosis mayores a 0.04 mg/kg/día. Se observa
mejoría clínica y electrofisiológica luego de 6 a 8 semanas
de suspendido ddC (14).
Un factor limitante de la dosis utilizada de didanosina (ddI)
es la aparición de una polineuropatía sensitiva dolorosa. La incidencia
de neuropatía reversible es de 23% luego de 10 meses de tratamiento (15).
La neuropatía asociada a stavudina (d4T) se definió
en un estudio randomizado con dosis de 0.5 mg/kg/día, 1 mg/kg/día
y 2 mg/kg/día en 152 pacientes con conteo de CD4 promedio
de 246/mm3. Se observó polineuropatía en 6%, 15% y
31% de los pacientes respectivamente, apareciendo entre 8 y 16 semanas de inicio
del tratamiento (16).
Los mecanismos moleculares involucrados en la neurotoxicidad
selectiva de NRTI se relacionan con la forma fosforilada de NRTI, la cual compite
con los sustratos de la transcriptasa reversa de VIH. Estos compuestos también
son substratos de la polimerasa g del DNA, enzima que se requiere para la replicación
del DNA mitocondrial, la cual es inhibida por NRTI.
El tratamiento de la neuropatía asociada a NRTI incluye
descartar otras causas de neuropatía relacionada a VIH como vasculitis,
nutricionales (déficit vitamina B12), virales (CMV), otras drogas (isoniazida,
talidomida) o falla multisistémica; la disminución de la dosis
de NRTI o su suspención por 8 a 10 semanas. Se ha descrito un fenómeno
de "deslizamiento", el cual tiene relación con el empeoramiento
del cuadro polineuropático inducido por NRTI, que dura entre 2 y 4 semanas
luego de la suspención del medicamento, seguido de una mejoría
clínica.
Conclusión.
Las polineuropatía son complicaciones frecuentes
en el SIDA. Su diagnóstico y tratamiento precoz disminuye las secuelas
y mejora la sobrevida en estos pacientes. Dentro de las posibilidades terapéuticas
hay que distinguir las que interfieren con los mecanismos patogénicos
como la infección por CMV de las que se relacionan con el tratamiento
sintomático. Dentro de las posibles alternativas, existen estudios multicéntricos
placebo controlados y randomizados en curso que evalúan el efecto del
factor de crecimiento neural humano recombinante (NGF) en la neuropatía
asociada a VIH. Estudios in vitro indican que NGF es un factor neurotrófico
que podría estimular el crecimiento neural en las fibras dañadas.
Hasta el momento sólo ha demostrado una disminución significativa
del dolor, sin cambios en la sensibilidad térmica o vibratoria (17).
Tabla 1. Neuropatías asociadas a SIDA.
|
Diagnóstico
|
Etapa
|
Síntomas
|
Signos
|
Diagnóstico
|
Tratamiento
|
PSD |
Tardía |
Parestesias simétricas distales |
Hipoestesia en guante y calcetín,Hiporeflexia
aquiliana |
EMG: axonopatía distal |
Analgésicos,antidepresivos tricíclicos,
anticonvulsivantes, |
AIDP/CIDP |
Temprana> tardía |
Parestesias
Debilidad ascendente |
Debilidad,arreflexia, hipoestesia leve |
LCR:leve linfocitosis
Hiperproteinorraquia
EMG: desmielinización |
Temprana: plasmaféresis, corticoides,
Igiv.
Tardía: ganciclovir |
MM |
Temprana y tardía |
Paresia facial
Pies y manos caídas, dolor focal
|
Compromiso nervios craneanos y neuropatía
periférica |
EMG:neuropatía axonal multifocal
Biopsia neural: inflamación, vasculitis, inclusiones CMV
|
Temprana: observación
Tardía: ganciclovir |
PP |
Tardía |
Debilidad piernas, parestesias,
Compromiso esfinteriano |
Paraparesia flácida, anestesia en "silla
de montar", hiporeflexia,
Retención urinaria |
LCR: linfocitosis PMN+cultivo CMV
EMG:polirradiculopatía
|
Ganciclovir
Foscarnet
Cidofivir |
NA |
Tardía> temprana |
Síncope, palpitaciones, impotencia, diarrea,
retención urinaria |
Hipotensión ortostática, taquicardia de reposo, alteraciones
sudor
|
ECG/Holter: arritmia
Tilt test: hipotensión ortostática
|
antiarrítmicos |
Asociada a antiretrovirales
|
Según tiempo de uso de NRTI
|
Parestesias simétricas distales
|
Hipoestesia en guante y calcetín,Hiporeflexia aquiliana
|
Temporalidad con NRTI
Mejoría al suspender o disminuir NRTI
Exclusión otras causas de polineuropatía
|
Suspender o disminuir NRTI
|
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