Introducción
El compromiso de conciencia (CC) es un tema controvertido
en neurología. La propia definición de estado conciente es polémica,
ya que sus límites son difíciles de establecer. Dependen de la
apariencia externa del paciente y de la impresión del clínico,
es decir, tiene un importante sesgo subjetivo. Contribuye a esta polémica
problemas de tipo ético, médico-legal y económico en el
manejo, que suscitan conflictos en cuanto a la limitación de medidas
y proporcionalidad del tratamiento, que en ocasiones han debido resolverse ante
la justicia (1).
Epidemiología
La prevalencia de pacientes con CC severo en nuestro país se desconoce.
En Estados Unidos de Norteamérica (EUA), se calcula que entre 112 mil
a 180 mil adultos están en estado de mínima conciencia y 10
mil a 25 mil en estado vegetativo persistente (EVP) (2). La prevalencia del
trauma cráneo-encefálico con daño encefálico secundario
grave afecta a una cantidad de entre 56 a 170 personas por millón de
habitantes por año, calculándose un gasto por enfermo, en promedio
de un millón de dólares a lo largo de su tratamiento (3).
Durante los últimos cinco años se ha descrito un síndrome
nuevo en pacientes que, a pesar de estar gravemente dañados, presentan
evidencia clínica de actividad cognitiva residual. Se ha denominado
estado de mínima conciencia (EMC). Especialistas han debatido largamente
acerca del significado de esta entidad y de las implicancias de su diagnóstico
(4,5,6,7,8).
Antecedentes históricos
Hasta antes de la década del 70, los pacientes que presentaban daño
encefálico agudo grave, rara vez prolongaban su vida por más
de dos o tres semanas, permaneciendo hasta su muerte en estado de coma (9).
Posteriormente, y debido a los avances tecnológicos, se observó
que pacientes que lograban sobrevivir más tiempo pasaban del coma a
un nuevo estado clínico. No mostraban evidencia de conciencia de sí
o de su entorno, pero presentaban apertura ocular que se organizaba en ciclos
de sueño vigilia. Este síndrome requería un nuevo nombre.
Es así como Jennett y Plum en 1972, proponen por primera vez el término
"estado vegetativo persistente" (EVP) (9).
Otra nomenclatura tal como: "coma vigil", "síndrome
apálico" y "muerte neocortical" dejó de ser usada.
En esta monografía, los autores enfatizan la importante distinción
entre EVP y otros estadios donde los pacientes muestran indicios de conciencia
parcial.
Un caso emblemático, y que marcó un hito histórico en
el manejo de pacientes en EVP, fue el de Karen Ann Quilan, una joven que permaneció
durante 10 años en EVP, conectada a ventilación mecánica
(VM), debido a un paro cardio-respiratorio. Nunca recuperó la conciencia.
Hubo un intenso debate ético- jurídico, acerca de las medidas
de soporte vital apropiadas, pues sus padres solicitaban el retiro de la VM.
Después de años de litigio, la familia ganó el caso y
la VM fue retirada, sentando un precedente para el diseño de guías
médico-legales en el tratamiento del paciente en EVP (11,12,13,14).
A partir de los noventa, aparecen informes sobre pacientes que, estando gravemente
deteriorados de conciencia, superaban los criterios diagnósticos de
EVP (15,16).
Se han formado grupos de estudio multidisciplinarios, tanto norteamericanos
como europeos, para analizar el tema, intentado diferenciar este grupo de
pacientes que muestran evidencias irrefutables de actividad cognitiva. El
Congreso Americano en Medicina y Rehabilitación postula el término
de "Estado de mínima respuesta" y el Grupo de Trabajo
Internacional del Colegio Médico de Londres "Estado de baja
conciencia" (17). Ambos fueron reemplazados en 1997 por "Estado
de mínima conciencia" del Grupo de Trabajo de Aspen, término
que se ha mantenido hasta la fecha (6,7).
Definición de estado vegetativo persistente, estado
vegetativo permanente y estado de mínima conciencia
Un grupo de especialistas en CC se reunió en 1994 para revisar la
evidencia existente en EVP, estableciendo los criterios diagnósticos
que se enuncian en la tabla1.
Estado vegetativo permanente
Corresponde al estado vegetativo prolongado hacia la cronicidad. Se ha establecido
consenso en que una duración mayor a 12 meses en lesión traumática
y 3 meses en la no traumática hace diagnóstico de estado vegetativo
permanente. Esta definición tiene connotación pronóstica,
debido a la escasa probabilidad de recuperación después de estos
plazos (2,4,17,8). Por esto algunos grupos sugieren no utilizarla (17).
Estado de mínima conciencia
Se ha definido como la "condición neurológica en que existe
grave compromiso conciencia, sin embargo, se observan claras y reproducibles
evidencias de conciencia de sí
mismo o de su entorno" (6,7). En la tabla 2 se enumeran sus criterios
diagnósticos.
Establecer la diferencia entre EMC y EVP puede ser difícil. En centros
de rehabilitación de EUA y Canadá se ha encontrado evidencia
clínica de respuesta conciente hasta en un 43% de pacientes rotulados
como en EVP. Las principales causas de error fueron atribuidas a alteraciones
visuales graves o a un importante deterioro de la función motora del
enfermo (14,15).
Neuropatología
No existen estudios anatomopatológicos en pacientes
que hayan fallecido en EMC.
En el EVP, el tipo y la cuantía de las lesiones es variable
y depende del mecanismo nosciceptivo. Puede encontrarse alteración focal
o difusa en corteza, sustancia blanca subcortical, tálamos o variedad
de ellos, lo que lleva a daño de circuitos córtico-corticales
y tálamocortical (19).
Los primeros estudios publicados sobre pacientes que morían
en EVP, ya mencionaban la importancia de las lesiones talámicas como
un hallazgo frecuente, aún en ausencia de lesiones corticales (12).
La lesión más frecuente en encefalopatía
anóxico-isquémica es la necrosis laminar cortical multifocal o
difusa con compromiso casi invariable de los hipocampos, y menos frecuente,
el daño de los ganglios basales. En el trauma encefálico, puede
encontrarse daño axonal difuso, que al ser extenso, puede virtualmente
aislar la corteza de otras partes del encéfalo (4).
El grupo de ciencias neurológicas de Glasgow publicó
un acucioso estudio realizado en 49 pacientes que murieron estando en EVP (19).
Sus hallazgos anatomopatológicos se enuncian en la tabla 3.
Etiología
Son similares que las que producen EVP, ver tabla 4.
Hallazgos radiológicos
Las alteraciones neuroradiológicas en estado de EVP y EMC dependen
de la etiología. Pueden fluctuar entre la normalidad y el daño
estructural. Pueden mostrar lesiones difusas o multifocales traumáticas,
isquémicas o hemorrágicas.
La resonancia magnética de encéfalo ha demostrado ser mas sensible
que la tomografía computarizada para detectar daño traumático
e isquémico (20). En el trauma encefálico, la presencia de lesiones
en el cuerpo calloso y región dorsolateral alta del troncoencéfalo
son sugerentes de que no habrá una recuperación de la conciencia,
teniendo así un carácter pronóstico (20).
Estudios funcionales con tomografía por emisión de positrones
(PET) y tomografía computarizada por emisión de fotón
único (SPECT) han mostrado una disminución global del metabolismo
encefálico de la glucosa en la sustancia gris de hasta 60% comparado
con controles sanos (21).
Reportes aislados en que se midió la captación de glucosa marcada
durante el EVP y post recuperación de conciencia, no han demostrado
un aumento en el consumo del metabolito, sino modificación su distribución.
Esto sugiere que el paso de un estado a otro implica un cambio principalmente
cualitativo (22).
Otros estudios con PET han evidenciado una reactivación de la vía
tálamo cortical en pacientes que recuperaron la conciencia (23).
Estudio Electrofisiológico
En el electroencefalograma se observa que cuando un paciente pasa de EVP
a EMC disminuyen de los ritmos delta o theta y reaparece la actividad alfa
(8).
Los potenciales evocados somatosensoriales son de gran utilidad en el diagnóstico
y pronóstico del paciente en coma. Su ausencia bilateral, una semana
post lesión, es altamente predictiva para la no recuperación
de conciencia (7,8) No hay estudios en pacientes con EMC.
Pronóstico
La historia natural del EMC es desconocida, no obstante, estudios preliminares
han mostrado que su resultado funcional a mediano plazo es significativamente
mejor que el de pacientes en EVP (24).
El factor más importante en el pronóstico de los pacientes
en EMC es el mecanismo del daño primario, teniendo un mejor pronóstico
el trauma cráneo encefálico (25,26). Otro factor de buen pronóstico
es una edad menor a 40 años (26).
Influyen desfavorablemente la etiología no traumática, edad
avanzada, gran extensión de las lesiones cerebrales, grave condición
neurológica a las dos semanas de la lesión, coma prolongado
(25) y presencia de daño axonal difuso a nivel de cuerpo calloso y
mesencéfalo (20,25).
Tratamiento
No farmacológico
Es el aspecto más relevante en la terapia de estos pacientes debido
a la alta frecuencia de complicaciones médicas. La adecuada nutrición,
prevención y tratamiento de complicaciones infecciosas pueden mejorar
la calidad de vida del enfermo.
El tratamiento kinésico es útil para la prevención de
complicaciones respiratorias, la espasticidad y posturas distónicas,
muy frecuentes en estos pacientes.
Farmacológico
Se ha intentado utilizar una variedad de fármacos para mejorar la
función de pacientes con deterioro cognitivo, basándose en el
principio de que una mejoría de las vías noradrenérgica,
colinérgica, dopaminérgica y serotoninérgica puede ayudar
en este proceso. Estudios en animales muestran que un bloqueo de estas vías
inhibe su recuperación (27). En series clínicas pequeñas
los resultados han sido alentadores.
Dopaminérgicos:
Dentro de los fármacos utilizados se encuentran Levodopa, Bromocriptina
y Amantadina (27,28). Un estudio randomizado realizado recientemente en pacientes
con traumatismo cráneo encefálico, mostró una significativa
mejoría en las pruebas psicométricas y escalas funcionales con
el uso de amantadina durante las primeras 6 semanas, en relación a
los controles (29).
Noradrenérgicos:
Corresponden a psicoestimulantes que son comúnmente usados en la rehabilitación
de los pacientes con trauma cráneo encefálico. Estudios retrospectivos
sugieren que mejora la velocidad del proceso cognitivo, la memoria a corto
plazo, así como algunos aspectos del ánimo en aproximadamente
el 50% de los pacientes tratados. Dentro de estos fármacos se encuentran
el metilfenidato y la dextroanfetamina (27,30).
Proyectos futuros
Se encuentran en marcha una serie de trabajos multidisciplinarios con el
fin de aclarar interrogantes acerca del EMC tales como: historia natural,
recuperación, diferencias etarias, pronóstico y eficacia de
tratamientos implementados (31).
Estudios recientemente publicados con PET, han demostrado la existencia de
fragmentos de actividad cortical residual en pacientes que clínicamente
cumplen todos los criterios de EVP (32,33). Otros, utilizando potenciales
cerebrales relacionados a eventos, que proveen información acerca de
la actividad cortical, muestran que algunos pacientes diagnosticados como
en EVP, son capaces de percibir estímulos ambientales (34,35). Esto
plantea una futura redefinición acerca de nuestro manejo y aproximación
hacia los pacientes con grave compromiso de conciencia (36,37,38).
Tabla 1
Criterios diagnósticos de EVP
|
1.-Ausencia evidencia de conciencia de sí mismo o del entorno
e incapacidad para interactuar con otros.
2.-Ausencia de respuesta sostenida, reproducible, propositiva y voluntaria
al estímulo visual, auditivo, tactíl o nociceptivo.
3.-Ausencia total de expresión o comprensión de lenguaje.
4.-Despertar intermitente manifestado por ciclos de sueño-vigilia.
5.-Preservación de actividad hipotalámica y de tronco-encéfalo
que permita sobrevivir con cuidado médico.
6.-Incontinencia fecal y vesical.
7.-Variable preservación de reflejos en nervios craneales y espinales.
|
Tabla 2
Criterios diagnósticos de EMC
|
1) Obedece comandos simples.
2) Respuesta afirmativa o negativa (gestual o verbal).
3) Verbalización inteligible.
4) Actos con propósito en relación a un estímulo
de ambiente y no meramente reflejo, tales como:
|
- Risa o llanto apropiado frente a un estímulo auditivo o visual
con significado emocional.
- Vocalización o gesticulación en respuesta directa a
preguntas realizadas.
- Alcanzar objetos en que se demuestra clara relación entre la
posición del objeto y la dirección del movimiento.
- Tocar o tomar objetos.
- Seguimiento o fijación de la mirada en respuesta directa al
movimiento del objeto.
|
Tabla 3
Trauma n = 35
No traumático n = 14
|
Daño axonal difuso grado 2 y 3
|
71% |
|
|
Anormalidades en tálamo |
|
|
|
EVP < 3 meses
EVP > 3 meses
|
80%*
96% |
necrosis laminar global
focal |
64%
29%
|
Daño isquémico de la neocorteza |
37% |
anormalidades en tálamo |
100%
|
Hematoma intracraneano |
26% |
|
|
Anormalidades en sustancia blanca subcortical |
83% |
|
|
* Sobrevida mayor o menor de 3 meses |
Tabla 4
Etiologías más frecuentes en EMC
|
1o Traumática: |
Traumatismo encéfalo-craneano grave |
|
2o No traumática: |
Encefalopatía anóxico-isquémica |
|
|
Accidente vascular encefálico: |
hemorragia cerebral, infarto cerebral,
hemorragia subaracnoídea |
|
Infecciones del sistema nervioso central
Tumores del sistema nervioso central
Toxinas y envenenamientos
Enfermedades metabólicas y degenerativas
Malformaciones congénitas del desarrollo del sistema nervioso central.
|
|
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