Demencia describe el deterioro cognitivo producido por la disminución
progresiva de las funciones corticales y subcorticales. Se distinguen
varias formas clínicas, siendo las demencias de tipo Enfermedad
de Alzheimer (EA) y de origen vascular las de mayor prevalencia. En los
últimos años se ha estado re-evaluando si los diversos cuadros
de demencia son entidades nosológicas claramente distintas, debido
a que muchos comparten elementos neuropatológicos. Además,
una fracción importante de los pacientes con EA presenta cuadros
con características de más de un tipo de demencia, por lo
que se propone caracterizarlas de acuerdo a su fisiopatología.
En esta monografía, no se pretende realizar una revisión
exhaustiva de todas las áreas de investigación de la EA, sino
destacar aquellos mecanismos de daño que parecen ser los más relevantes
para entender el proceso de neurodegeneración asociado a la EA.
I. Aspectos etiológicos de la Enfermedad de Alzheimer:
El abordaje del estudio etiológico de la demencia es
un desafío formidable, dado que tan sólo para la EA ya se distinguen
variados mecanismos y factores de riesgo genéticos y ambientales (3,7).
Tres genes, Presenilina-1, Presenilina-2 y la proteína precursora del
amiloide (APP), han sido asociados a formas tempranas de la EA (generalmente
demencias que se inician en individuos menores de 60 años), y poco frecuentes
de la enfermedad; dando cuenta de menos del 5% de los pacientes con EA (34,35).
Entre los factores de riesgo más sólidos disponibles hoy, están
la edad, la historia familiar de demencia y el alelo E4 de la Apolipoproteína
-APOE (31). Otros factores importantes parecen ser el sexo femenino (predominio
que carece de explicación hasta el momento, aunque se sabe que la sobrevida
de las mujeres con EA es mayor que la de los hombres) y la existencia de condiciones
pro- o anti-inflamatorias (las que la favorecerían o tendrían
efectos protectores respectivamente). Además de los elementos mencionados,
existe una larga lista que incluye desde el nivel de educación, la ingesta
de alcohol, el uso de anestésicos, los niveles lipídicos, la diabetes,
la hipertensión, los traumatismos encefálicos, y hasta el antecedente
de infecciones por el virus herpes.
La edad es lejos, el factor de riesgo principal para la EA.
La prevalencia de esta demencia aumenta en forma exponencial en la población
de individuos mayores de 75 años. Este dato no es menor, y deberíamos
tenerlo permanentemente en cuenta si queremos entender los procesos biológicos
subyacentes a la EA. Además, existe una similitud importante entre la
EA y algunas alteraciones asociadas al envejecimiento. La demencia tipo EA,
podría ser entonces, el resultado terminal de una interacción
compleja de riesgo genético, cambios atribuibles a múltiples patologías
subyacentes, trauma, injurias ambientales, y cambios hormonales entre muchos
otros.
II. Mecanismos biológicos de la Enfermedad de Alzheimer:
Hoy se tiene un conocimiento razonable sobre el proceso de
formación de las 2 lesiones neuropatológicas claves de la EA,
la placa senil y el ovillo neurofibrilar. La placa senil es una lesión
extracelular cuyo componente principal es el péptido b-amiloide (Ab)
(14), el que a su vez deriva del APP por acción de 2 enzimas, la b- y
la g-secretasa. El ovillo neurofibrilar es una lesión intracelular constituida
por la Proteína Asociada a Microtúbulos (MAP) tau, la que se encuentra
hiperfosforilada y agregada. Tau normalmente estabiliza los microtúbulos,
siendo esencial para el transporte axonal y por ende, para la función
neuronal (29). La agregación de tau es un evento temprano en la patogénesis
de EA (19) y tiene buena correlación con la alteración cognitiva.
Sin embargo, aún no se entiende de qué manera estas lesiones se
relacionan entre sí (27), por qué ciertas neuronas son más
vulnerables que otras, y qué factores determinan la susceptibilidad individual
para sufrir lesiones neuronales.
En los últimos años, nuestra comprensión
de los mecanismos biológicos responsables del déficit cognitivo
ha sufrido cambios importantes. Ratones transgénicos que sobre-expresaban
APP, sometidos a inmunización pasiva (administración de anticuerpos
contra Ab) o activa (inducción de respuesta inmune contra Ab) disminuyeron
la formación de placas de amiloide (33). Más interesante aún,
los animales inmunizados también mejoraron su función cognitiva
(17,26). Estos resultados tienen enormes proyecciones, tanto terapéuticas
como para el entendimiento de la patogénesis de la EA. Así, se
inició un protocolo de inmunización para pacientes con EA leve
a moderada en el año 2001. Desgraciadamente, alrededor del 5% de los
375 pacientes inmunizados presentaron signos de inflamación del SNC (encefalitis)
y empeoraron en su condición cognitiva basal, razones por las cuales
se suspendió el protocolo a comienzos del 2002 (6,8). En abril del 2003,
se publicó el estudio anatomopatológico de una de las pacientes
inmunizadas. Ella presentó un cuadro de encefalitis que obligó
a suspender la inmunización y murió 1 año después
por una embolía pulmonar (28). Su cerebro reveló que las placas
de amiloide disminuyeron (e incluso desaparecieron) en extensas regiones de
la corteza, en comparación con 7 pacientes clínicamente similares,
que no habían sido inmunizados. Muchas de las regiones desprovistas de
placas contenían gran cantidad de microglías que co-localizaban
con la inmunodetección para Ab, sugiriendo que la inmunización
contra Ab promovió la fagocitosis de la microglía.
III. Causas fisiopatológicas y mecanismos de la
alteración cognitiva:
La mejoría cognitiva experimentada por los ratones transgénicos
inmunizados con Ab (17,26) sugiere que las alteraciones cognitivas no son producto
exclusivo de la muerte neuronal, sino que también dependen de procesos
potencialmente posibles de revertir, que alterarían la función
neuronal, ya sea a nivel de la sinapsis, de la transducción de señales
o de la conducción neural. De hecho, la disfunción neuronal y
la alteración cognitiva resultante se presenta en grados variables y
podrían formar parte de un continuo de disfunciones asociadas a la edad.
Normalmente, el proceso degenerativo ya ha progresado hasta
un estado avanzado con pérdida celular muy importante antes que el diagnóstico
clínico llegue a ser claro. La transición desde la función
cognitiva normal al fenotipo de EA probablemente es gradual. Pacientes con "alteraciones
cognitivas leves" (término acuñado en los últimos
años) tienden a desarrollar EA (16).
Amiloide b: El Ab está presente en variados tejidos, sin producir
aparentemente problemas, si bien aún se discute su posible función.
Sin embargo, cuando la presencia de Ab se incrementa en el cerebro de pacientes
con EA, el péptido tendería a agregarse. Se plantea que este
Ab agregado "irritaría" a las neuronas de diversas maneras:
activa microglías (células scavenger del sistema inmune), causa
daño oxidativo en células vecinas, estimula apoptosis, dificulta
la perfusión (9) por la acumulación de amiloide en capilares
y arteriolas y probablemente también afecta contactos sinápticos
interneuronales.
Estrés Oxidativo: Es un mecanismo general de daño celular
que precede a la muerte celular (13,20). En el estrés oxidativo hay
un desbalance entre una producción aumentada de radicales de oxígeno
-súper óxido u óxido nítrico (NO)- y las defensas
anti-oxidantes y mecanismos de reparación del daño inducido
por radicales de oxígeno en proteínas, lípidos y ADN/ARN
(11). Si bien la generación de especies reactivas de oxígeno
es un proceso celular normal que ocurre en la respiración mitocondrial
o como parte de la respuesta inmune (12), hay situaciones en las que o los
mecanismos de defensa pierden su eficiencia, como en el envejecimiento normal
(4,37); o la generación de radicales aumenta, como en procesos inflamatorios
(10) o en alteraciones vasculares (9,36). Hay cierto consenso en que el estrés
oxidativo jugaría un papel importante en la patología neurodegenerativa,
y en especial en la EA (2,4,20,37,38) aunque se desconoce si estos factores
sean los causantes de o sólo estarían envueltos en la propagación
del daño. ¿Por qué es tan importante el estrés oxidativo
en el SNC? El cerebro tiene un contenido alto de lípidos, especialmente
de ácidos grasos poli-insaturados factibles de ser oxidados y es un
órgano con un consumo muy alto de oxígeno.
Inflamación: La participación de la inflamación
en la EA se planteó a fines de los 80, con la descripción
de la presencia de proteínas del complejo de histocompatibilidad (HLA-DR),
en la microglía de las placas de amiloide (23,24). También se
han identificado mediadores de inflamación como interleuquinas, IL-1b
e IL-6, y TNFa (Factor de necrosis tumoral). Estudios epidemiológicos
mostraron además que el tratamiento crónico con anti-inflamatorios
no esteroidales disminuía la incidencia de EA (25,39), aunque esto
no se ha confirmado en protocolos clínicos realizados con distintos
anti-inflamatorios (1,32).
La microglía activada y los astrocitos son los generadores
principales de factores pro-inflamatorios (21). Sin embargo, no sólo
la glía, sino también las neuronas, secretan citoquinas en forma
constitutiva (47). El Ab es capaz de activar la microglía, ya sea para
que se haga fagocítica y agreda las neuronas vecinas directamente, o
las agreda indirectamente, liberando citoquinas inflamatorias, óxido
nítrico y otras neurotoxinas que pueden dañar neuronas cercanas.
La microglía activada genera grandes cantidades de IL-1b y TNFa, probablemente
por la activación de la vía de transcripción NFkb
(22). Posteriormente, IL-1b y TNFa inducen la expresión de varias proteínas
en astrocitos: Proteína Glial Fibrilar Acídica (GFAP), APoE, Oxido
Nítrico Sintasa inducible (iNOS) y varias citoquinas (30). Esto podría
inducir un proceso de autopropagación del proceso inflamatorio si fallan
los mecanismos de regulación normales que ejercen los astrocitos sobre
la microglía (41-43) y las neuronas sobre la glía en general (46).
IL-1b además parece inducir la producción de APP al igual que
una variedad considerable de factores (44-45), lo que aumentaría la producción
de Ab. El Ab a su vez podría inducir la producción de más
Ab e interleuquinas por la microglía (5,41).
IV. Enfermedad de Alzheimer: Intersección del envejecimiento
y la inflamación
En resumen, la concurrencia de múltiples factores de
riesgo incrementa el riesgo real de enfermar de Alzheimer más allá
del efecto aditivo de cada uno de los factores. Probablemente, la contribución
relativa de cada uno de los mecanismos expuestos es diferente para distintos
individuos. Esto explicaría por qué las evidencias clínico-epidemiológicas
y experimentales apuntan a la participación de múltiples factores,
cada uno de los cuales sólo estaría involucrado en un subgrupo
de pacientes.
La EA parece asociarse a un fenotipo pro-inflamatorio, con
aumento de la reactividad glial en el SNC y de la actividad citotóxica
de los monocitos-macrófagos. Se ha descrito que citoquinas como IL-6-
y TNFa o sus receptores, aumentan con la edad. El Estrés Oxidativo
es el mecanismo más frecuentemente mencionado como central para el envejecimiento,
el que también se evidencia en la EA, por la presencia de productos de
oxidación de lípidos, proteínas y DNA (15,18).
Algunos de estos factores de riesgo podrían ser activos
sólo en concomitancia con otros factores. La epidemiología analítica
es una forma de abordar la validez predictiva de modelos complejos como los
propuestos para la demencia. Como alternativa, nosotros proponemos un modelo
experimental desde el ámbito de la biología. El desafío
es evaluar factores asociados al envejecimiento como serían la hipoxia,
el daño oxidativo y la presencia de factores pro-
o anti-inflamatorios y su participación en la generación de un
ambiente propicio para desarrollar una enfermedad neurodegenerativa.
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