Introducción
En relación con el envejecimiento de la población,
ha aumentado significativamente la preocupación sobre las enfermedades
neurodegenerativas. Entre éstas la enfermedad de Alzheimer tanto
por su elevada prevalencia, como por su costo social y personal ha sido
objeto de grandes y novedosas investigaciones en los últimos años.
Estudios recientes han mostrado que la enfermedad de
Alzheimer puede iniciarse varios años previo al diagnóstico
clínico de demencia. Esta fase preclínica puede ser aún
más larga en la medida de que la capacidad intelectual previa del
paciente sea mayor (1,2).
El deterioro cognitivo inicial en pacientes mayores ha
recibido distintas denominaciones, tales como: "olvidos senescentes
benignos", "deterioro de la memoria asociado a la edad",
"deterioro cognitivo asociado a la edad" y "deterioro cognitivo
leve"; siendo en la actualidad éste último término
el más ampliamente aceptado. A diferencia de las descripciones
previas, el deterioro cognitivo leve establece como una entidad patológica
la declinación exclusiva de la memoria, en vez de considerarla
como una condición fisiológica normal de la senencia (1).
El deterioro cognitivo leve se ha asociado además
a alteraciones cuantitativas y cualitativas en estudios de neuroimágenes,
así como a factores de riesgo biológicos y ambientales,
que apoyan la hipótesis de que se trata de estadios iniciales de
demencia en una gran proporción de casos. Idea que se apoya además
en estudios de anatomía patológica que muestran que un porcentaje
importante de pacientes con deterioro cognitivo inicial tienen depósitos
neurofibrilares, placas neuríticas y severa disminución
neuronal a nivel de hipocampo y corteza entorrinal, compatibles con el
diagnóstico patológico de enfermedad de Alzheimer (3,4).
En este nuevo grupo de pacientes se está desarrollando
una amplia línea de investigación que busca definir factores
predictores de demencia y encontrar estrategias terapéuticas para
retardar o idealmente prevenir un deterioro cognitivo mayor.
En éste trabajo se hará una revisión
de los criterios diagnósticos de deterioro cognitivo leve, factores
pronósticos y propuestas de tratamiento, estudiados en el último
tiempo.
Criterios diagnósticos de deterioro cognitivo
leve
Las evaluaciones cognitivas en estudios epidemiológicos
permiten separar a las personas de edad avanzada en tres grupos: portadores
de demencia (es decir, con un deterioro de distintas áreas cognitivas
que altera el funcionamiento diario), sin demencia y no clasificables.
Este último grupo incluyen pacientes que tienen alteraciones en
un área cognitiva específica (principalmente memoria), pero
mantienen un buen funcionamiento en la vida diaria y un nivel intelectual
general normal. Después de recibir distintas denominaciones en
la literatura, éste grupo ha sido definido recientemente como deterioro
cognitivo leve (5).
Los criterios de deterioro cognitivo leve fueron validados
por Peterson en 1999 (5). Este autor publicó un estudio comparativo
entre pacientes con enfermedad de Alzheimer, deterioro cognitivo leve
y sujetos sanos. El trabajo mostró que los pacientes con deterioro
cognitivo leve no tienen alteraciones significativas en los resultados
de las pruebas de evaluación cognitiva global tales como la escala
de inteligencia de Wechsler o examen de "minimental" (MMSE).
Concordantemente con los criterios diagnósticos, los pacientes
con deterioro cognitivo leve tienen resultados en pruebas de memoria (que
incluyen aprendizaje de listas de palabras, párrafos, materiales
no verbales y memoria semántica) por debajo de 1.5 desviaciones
estandar al valor esperado para la edad (5).
Si bien estos son los criterios más ampliamente
aceptados, es importante mencionar que ésta es todavía es
un área que está en revisión.
Algunos autores sugieren incluir como deterioro cognitivo
leve no amnésico a pacientes que presentan alguna alteración
cognitiva en un área diferente a la memoria (6).
Epidemiología
Estudios poblacionales muestran que la prevalencia del
deterioro cognitivo leve es de 30% en mayores de 65 años (al menos
el doble que la de demencia) (7). No se han encontrado diferencias significativas
entre hombres y mujeres. Es más frecuente en adultos institucionalizados
y en poblaciones rurales (8).
La incidencia en poblaciones mayores de 65 años
es de 12 a 15 por 1000 habitantes al año. Al igual que la demencia,
el deterioro cognitivo leve aumenta con la edad y con el menor nivel educacional
(8). La incidencia aumenta en grupos mayores de 75 años a 54/1000
habitantes al año (9).
Historia natural del deterioro cognitivo leve
Los datos sobre la tasa de conversión de deterioro
cognitivo leve a demencia varían ampliamente en la literatura,
sin embargo, hay consenso sobre el hecho de que los pacientes con deterioro
cognitivo leve tienen una incidencia de demencia mayor que la población
general. Ésta es de alrededor de un 15% anual (1,10,11).
Predictores para la conversión a enfermedad de Alzheimer
Para responder la pregunta sobre cuales sujetos
con deterioro cognitivo leve tienen mayor riesgo de desarrollar demencia
se ha estudiado el valor predictivo de distintos factores.
-
Evaluación neuropsicológica.
El deterioro de la memoria, especialmente alteraciones
de memoria episódica verbal, ha sido reportado como uno de los
más sensibles predictores de conversión a demencia.
Un trabajo reciente mostró que los pacientes
con deterioro cognitivo leve que además de alteraciones de memoria,
tienen otras áreas cognitivas afectadas (la más frecuente
de las cuales es función visuoespacial y lenguaje), tienen una
tasa de conversión a demencia anual 9 veces más alta que
los que sólo presentan fallas objetivas de memoria (10).
Otros estudio neuropsicológico mostró
que el deterioro en capacidad de resolución de problemas y juicio
evaluado a través de una encuesta realizada a un informante,
pueden ser muy buenos predictores de conversión a enfermedad
de Alzheimer en este grupo de pacientes (11).
-
Genotipo Apolipoproteína E (Apo E).
Existe una clara asociación del Apo E 4 con
la enfermedad de Alzheimer. En cambio, para los pacientes con deterioro
cognitivo leve existe controversia al respecto.
Hay estudios que muestran que pacientes con deterioro
cognitivo leve portadores de ApoE 4 tienen resultados más pobres
en las pruebas de evaluación de memoria declarativa visual y
verbal, que los portadores de Apo E 2 y Apo E 3, lo que sugiere que
la Apo E 4 otorga cierta susceptibilidad para el desarrollo de la enfermedad
de Alzheimer (12,13).
-
Estudios de neuroimágenes.
Distintos estudios de seguimiento con resonancia magnética
han mostrado que los pacientes con deterioro cognitivo leve presentan
una mayor atrofia hipocampal y un mayor volumen de hiperintensidades
de la sustancia blanca que la población general (14,15). Trabajos
recientes le han dado un valor pronóstico de conversión
a demencia a éstas alteraciones (14).
Un seguimiento clínico e imagenológico
de tres años a un grupo de pacientes con deterioro cognitivo
leve mostró que los pacientes que progresan a enfermedad de Alzheimer
presentan mayor atrofia hipocampal que los que se mantienen estables
cognitivamente (15). Este trabajo muestra además una diferencia
significativa en la medición hipocampal basal entre los pacientes
con deterioro cognitivo leve que progresan y los que no, sugiriendo
que esta medición puede tener un valor predictivo (15).
Por último, es importante mencionar que existen
estudios con espectroscopía por resonancia magnética que
muestran en pacientes con deterioro cognitivo leve un patrón
similar (relación Myoinositol/Creatina) a lo encontrado en enfermedad
de Alzheimer (16).
-
Estudios de líquido cefaloraquídeo.
-
Distintos estudios han mostrado que pacientes con enfermedad de Alzheimer
presentan en el líquido cefaloraquídeo altos niveles
de proteína tau (constituyente de los ovillos neurofibrilares)
y bajos niveles de AB42. AB42 es un péptido asociado a B amiloide,
constituyente de las placas neuríticas. Se postula que en estos
pacientes existe una tendencia a la agregación de este péptido
a nivel de sistema nervioso central (17).
Recientemente éstas alteraciones se han descrito en pacientes
con deterioro cognitivo leve y se han asociado a una mayor tasa de
conversión a demencia (17).
Tratamiento del paciente con deterioro cognitivo
leve
Medidas generales
Nos parece recomendable aplicar en pacientes con deterioro
cognitivo leve las siguientes medidas generales:
- Control de los factores de riesgo cardiovascular: hipertensión
arterial crónica, diabetes mellitus, hiperhomocisteinemia e hipercolesterolemia
han mostrado asociación con deterioro cognitivo, constituyendo
factores susceptibles de ser modificados para la prevención de
demencia (18).
Un trabajo evaluó los factores de riesgo cardiovascular para deterioro
cognitivo leve. En un análisis retrospectivo, encontraron que el
volumen de hiperintensidades en la sustancia blanca, el genotipo Apo E4
y la presión arterial (todos marcadores de riesgo cardiovascular),
estuvieron asociados con un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo
leve. El mecanismo exacto por el cual los factores de riesgo cardiovascular
aumentan la progresión o expresión de la enfermedad de Alzheimer
es poco claro, sin embargo se postula que podrían actuar en forma
aditiva o sinergística (18).
- Trabajos recientes han mostrado que el tabaquismo es un factor de
riesgo para el desarrollo de demencia, por lo que es recomendable suspenderlo
en los pacientes con deterioro cognitivo leve (19).
- Cambios en la dieta: los hábitos alimenticios se establecen
como una nueva área de investigación en deterioro cognitivo.
Estudios poblacionales han mostrado que se asocian a un menor riesgo
de demencia: dietas hipocalóricas (que en estudios en animales
han mostrado estimular la formación de factores neurotróficos
a nivel cerebral), alto consumo de antioxidantes, folatos (que disminuirían
el stress oxidativo), pescado y grasas poliinsaturadas (20,21,22).
- Cambios en el estilo de vida: el ejercicio físico y el consumo
moderado de alcohol se asocian a una menor incidencia de demencia (23,24).
Terapia cognitiva
Estudios retrospectivos han mostrado que tanto la actividad
recreativa como la ejercitación cognitiva disminuyen el riesgo
de desarrollar enfermedad de Alzheimer (25). Un estudio publicado recientemente
realizó un seguimiento de 800 personas mayores de 65 años
mostró que la actividad cognitiva disminuía significativamente
el riesgo de desarrollar demencia y que ésta protección
era proporcional al grado de actividad (26).
Otro trabajo evaluó, en adultos mayores con deterioro
cognitivo inicial, los efectos de un entrenamiento de razonamiento inductivo
y asociaciones de figuras. Mostró, en un seguimiento a seis meses,
que los pacientes entrenados tienen significativamente mejores resultados
en evaluaciones de memoria, incluido el aprendizaje de listas de palabras
(27).
Basado en estos estudios, parece altamente recomendable
el utilizar en pacientes con deterioro cognitivo leve, la terapia cognitiva
orientada a la preservación de actividad intelectual y al desarrollo
de mecanismos de compensación.
Medidas farmacológicas en deterioro cognitivo leve
Para comprender la racionalidad del tratamiento en
el deterioro cognitivo leve es necesario recordar los mecanismos básicos
postulados para el desarrollo de la demencia en la enfermedad de Alzheimer.
En términos sencillos, se plantea que asociado a la edad existen
cambios en el metabolismo del calcio, energía mitocondrial y producción
de radicales libres a nivel encefálico. Estos procesos, cuando
se asocian a factores genéticos (mutaciones en la proteína
precursora de amiloide y presenilina), dan origen a un daño a nivel
sináptico, neurodegeneración y muerte neuronal por "stress"
oxidativo. En una segunda etapa, se produciría déficit de
neurotransmisores sumado a una respuesta inflamatoria que incluye una
reacción microglial. Los dos mayores marcadores de enfermedad de
Alzheimer son consecuencia de estos eventos: las placas neuríticas
(agregados de B amiloide a nivel extracelular) y los ovillos neurofibrilares
(depósitos intraneuronales de proteina tau hiperfosforilada) (28).
Actualmente están disponibles tratamientos
orientados a las etapas finales de este proceso, que principalmente buscan
compensar el déficit de neurotransmisores.
En deterioro cognitivo leve no existen aún
publicaciones con evidencia tipo 1 (es decir, fase III) que muestren eficacia
de alguna terapia en revertir el déficit cognitivo o en retardar
el inicio de la demencia. Sin embargo existen múltiples terapias
en estudio, las más importantes son:
- Inhibidores de la acetilcolinesterasa
Son una terapia de eficacia conocida en la demencia
por enfermedad de Alzheimer. Han mostrado un efecto beneficioso en la
evaluación cognitiva, comportamiento y actividades de la vida
diaria (29).
En deterioro cognitivo leve se han aceptado como terapia,
pero aún existe mucha discusión respecto de su eficacia.
Debe considerarse que hay trabajos que muestran que el déficit
colinérgico se desarrolla tardíamente en la enfermedad
de Alzheimer (30).
En la actualidad existen dos trabajos multicéntricos
en curso, para evaluar el efecto de donepezilo y rivastigmina en la
tasa de conversión de deterioro cognitivo leve a enfermedad de
Alzheimer (28).
- Drogas antiglutamatérgicas
Teóricamente tienen un papel en prevenir o disminuir
la excitotoxicidad, a través del bloqueo del receptor glutamatérgico
NMDA. Específicamente, la memantina ha mostrado beneficio sintomático
en la enfermedad de Alzheimer y se plantea como potencialmente eficaz
en las etapas precoces de ésta enfermedad (28).
- Antioxidantes
Entre estos se han estudiado: Ginko biloba, vitaminas
A, C y E (como tamponadores de radicales libres) y selegilina por su
capacidad de reducir la formación de radicales libres.
En la enfermedad de Alzheimer el aporte de vitamina
E, (2000 UI al día por dos años) mostró una reducción
en la tasa de institucionalización y muerte (31).
Recientemente, dos estudios observacionales encontraron
una asociación entre la ingesta diaria de vitaminas E y C y la
reducción de la incidencia de enfermedad de Alzheimer, lo que
fue interpretado como secundario a sus propiedades neuroprotectoras
y a la prevención de otras condiciones asociadas a deterioro
cognitivo, como la ateroesclerosis (32).
Está en investigación la eficacia de
estos antioxidantes el deterioro cognitivo leve.
- Otros medicamentos
Antiinflamatorios: el uso crónico de estos fármacos
en pacientes con enfermedades reumatológicas ha mostrado una
disminución en la incidencia de Alzheimer. Se postula que pueden
retardar el paso de deterioro cognitivo leve a demencia (29).
Nootrópicos: el principal de los cuales es el piracetam. Se
ha postulado que favorece los procesos de memoria. Un trabajo multicéntrico
mostró efectos positivos en las pruebas de atención
y memoria en pacientes con deterioro cognitivo inicial (29).
Conclusión
El deterioro cognitivo leve es una condición
patológica que en una proporción importante de pacientes
representa el inicio de una enfermedad de Alzheimer.
Aún existe poca información que permita
determinar que pacientes evolucionarán a un mayor deterioro. Sin
embargo, alteraciones en estudios de neuroimágenes y resultados
más pobres en evaluaciones neuropsicológicas sugieren un
peor pronóstico.
El reconocimiento de este nuevo grupo de pacientes plantea
importantes desafíos para la investigación en torno al tratamiento
de la enfermedad de Alzheimer.
Por ahora parece altamente recomendable aplicar en los
pacientes con deterioro cognitivo leve todas las medidas generales y de
estimulación cognitiva que se han asociado a una menor incidencia
de la enfermedad de Alzheimer.
Queda pendiente definir la eficacia de las medidas farmacológicas.
Tabla
Criterios Diagnósticos de Deterioro Cognitivo Leve
|
1. Quejas de memoria, preferentemente corroborado por un informante
2. Deterioro objetivo de la memoria
3. Función cognitiva general conservada
4. Actividades de la vida diaria conservadas
5. No cumple criterios de demencia |
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