Introducción.
En la mitología griega se cuenta que el Dios Pan perseguía
a una ninfa llamada Siringa, la que escapa donde su padre, Rio Ladrón,
quien para proteger a su hija la convirtió en cañas de
diferentes tamaños. Sintiéndose burlado, el Dios Pan tomó
siete cañas distintas y las convirtió en un instrumento
musical que se llamó Panflauta o Siringa (Syrinx). Siringomielia
significa médula en forma de caña o flauta.
Siringomielia es la presencia de cavidades quísticas dentro
de la médula espinal. .
La siringomielia es una condición patológica - no una
entidad nosológica - con etiologías y formas variadas.
A veces la cavidad es la dilatación del propio canal central
medular, suele denominarse Hidromielia y tiene un revestimiento de células
ependimarias. Otras veces la cavidad es vecina al canal central y carece
de dicho revestimiento. En ellas la cavidad puede estar comunicada con
el canal central o ser completamente ajena a él.
La cavidad quística puede extenderse fuera de la médula
abarcando el tronco encefálico : siringobulbia.
Variedad anatómica: El canal central medular presenta normalmente
una serie de cambios a través de los años; gradualmente
se estrecha, más en la región torácica. Ocurren
cambios histológicos en el epéndima, como daño
celular, cicatrización, formación de rosetas, acúmulos
subependimarios gliovasculares y desorganización celular. Además
existe un cambio epitelial dependiente de la edad que consiste en el
paso de epitelio ciliado pseudoestratificado en la primera década
de la vida a epitelio columnar y cuboideo hacia la segunda década.
Astrocitos y células del epéndima proliferan a los 20
años de edad llevando a la oclusión del canal central.
En recién nacidos y en niños menores de un año
de edad puede apreciarse el canal central aún abierto en el engrosamiento
medular lumbar, a la Resonancia Magnética.
La siringomielia es siempre es patológica, aunque puede ser
asintomática y no requerir terapia sino observación.
Clasificación:
Existen múltiples y variadas maneras de clasificar la siringomielia,
basadas principalmente en el origen de la misma o en los mecanismos
conocidos de producción. Una manera práctica de clasificación
la divide en siete grupos:
- Siringomielia comunicante: Consiste en la comunicación de
la cavidad quística con el cuarto ventrículo. Corresponde
al 10% de las siringomielias.
- Siringomielia no comunicante: Es la más frecuente, abarcando
aproximadamente el 50%. No hay comunicación con el cuarto ventrículo
y existe un bloqueo a la circulación de líquido cefalorraquídeo
desde la fosa posterior hacia caudal o viceversa.
- Siringomielia asociada a disrafia espinal.
- Siringomielia asociada a tumores intramedulares o de la cauda equina.
- Siringomielia secundarías a hemorragia intramedular.
- Siringomielia post-traumática: complicación alejada
de traumatismo raquimedular.
- Idiopática.
De estos siete grupos los dos primeros incluyen siringomielias relacionadas
a lesiones de fosa posterior que alteran la circulación del líquido
céfaloraquideo (LCR) en la encrucijada de cuarto ventrículo,
cisterna magna, espacio subaracnoideo espinal, tronco, cerebelo y médula.
Los cinco últimos grupos se asocian alteraciones en la dinámica
del LCR espinal.
Para comprender las teorías sobre mecanismos patogénicos,
la siringomielia se puede dividir en dos grandes grupos:
- Las relacionadas con anomalías en la fosa posterior
y de la unión craneo-vertebral y
- las relacionadas a lesiones espinales.
Anomalías en fosa posterior y de la unión craneo-vertebral:
Malformación de Chiari: existen de tres tipos. Chiari I es el
descenso de las tonsilas cerebelosas bajo el foramen magno con un mínimo
de 5 mms, pero en casos severos el descenso puede llegar hasta el tercio
medio de la médula cervical; además el bulbo raquídeo
y el cuarto ventrículo son desplazados caudalmente. Antiguamente
se consideraba que esta asociación podía ser tan alta
como 30-75%, pero actualmente el desarrollo de neuroimágenes
ha permitido pesquisar un gran número de pacientes portadores
de malformación de Chiari tipo I que son asintomáticos.
La incidencia de siringomielia en este tipo de malformación podría
ser menor a 1%. El Chiari tipo II consiste en descenso de cerebelo asociado
a cualquier disrafía espinal. Puede acompañarse de siringomielia
hasta un 50% de los casos de mielomeningocele. La asociación
con hidrocefalia también es alta.
La malformación de Chiari tipo III es la migración a
caudal de las tonsilas cerebelosas en presencia de encefalocele. La
relación de siringomielia puede llegar a 22%.
- Anomalías óseas, como platibasia, impresión
basilar y disminución de tamaño de fosa posterior.
- Lesiones de foramen magno, como tumores (meningioma) o masas inflamatorias
- Presencia de membranas secundarias a inflamación (meningitis),
hemorragias, quistes aracnoidales, etc.
Lesiones espinales.
Las anormalidades espinales asociadas a siringomielia tienen como factor
común el que comprometen de una u otra manera el espacio subaracnoídeo
a este nivel. Existen diferentes causas:
- Tumores medulares o de la cauda equina.
- Inflamación meningea: meningitis.
- Malformaciones vasculares.
- Traumatismo raquimedular.
- Otras
Existen muchas teorías sobre los mecanismos de producción
de la siringomielia. Ninguna de ellas explica en forma completa su patogenia
ni la asociación con diferentes patologías, pero todas
requieren un claro entendimiento de la circulacion del LCR.
El LCR es producido por los plexos coroídeos de ventrículos
cerebrales y desde ahí circula al espacio subaracnoídeo
a través de orificios de salida a nivel del IV ventrículo
(agujeros de Luschka y Magendie). En el espacio subaracnoídeo
el LCR se desplaza sobre la convexidad y por la región espinal
para finalmente absorberse en las vellosidades aracnoideas del seno
venoso longitudinal superior. El "motor" de la circulación del
LCR son las ondas de presión generadas por el sístole
en los vasos del sistema nervioso central y por los cambios de presión
que se generan por movimientos respiratorios. Las presiones generadas
sobre el LCR se distribuyen rápida y equitativamente en todo
el espacio subaracnoídeo, tanto espinal como de la convexidad,
por lo tanto cualquier discontinuidad en el mencionado espacio producirá
potencialmente gradientes de presión pulsátil en determinadas
zonas.
Chiari en 1895 postuló que la siringomielia era la persistencia
del conducto central de la médula en presencia de hidrocefalia.
Sin embargo, sólo el 10% de pacientes con siringomielia presentan
hidrocefalia. Gardner y Angel postulaban que frente a una dificultad
a la salida de LCR por los agujeros de salida del IV ventrículo
el canal central permanecía abierto y "comunicado" a través
del obex, por lo que recomendaba taparlo con un trozo de músculo.
Pensaban que las pulsaciones de LCR "martillaban" el canal central llenando
de LCR y dilatándolo. Actualmente se sabe que aproximadamente
el 10% de los pacientes con Chiari I tienen obex permeable. Además
muchas siringomielias no están comunicadas con el canal central.
Milhorat postuló que episodios de ependimitis, probablemente
viral, llevaban a obstrucción al flujo normal ascendente dilatando
el canal central.
En el ser humano no se ha demostrado flujo de LCR por el canal central,
aunque se cree que células ependimarias podrían producir
LCR. Ball y Dayan propusieron el paso de LCR a través de espacios
perivasculares (de Virchow- Robin) que luego se vaciaban en remanentes
del canal central. Aboulker planteó este paso a través
del parénquima medular a través de las raices dorsales.
Oldfield postula que las ondas sistólicas del LCR hacen que este
pase a través de espacios perivasculares en presencia de obstrucción
del espacio subaracnoídeo a nivel del foramen magno.
No se sabe con claridad cómo se inicia una cavidad siringomiélica.
Las teorías actuales explican su expansión, pero no su
formación. Williams desarrolló la idea de que la expansión
de la cavidad se produce en forma axial ya que frente a la maniobra
de Valsalva y con la presencia de obstrucción del espacio subaracnoídeo,
especialmente a nivel del foramen magno, las venas epidurales ejercen
tensión axial que no puede equilibrarse, formando gradientes
de presión en el LCR que terminan agrandando el quiste.
El pensamiento actual sobre la etiología de la siringomielia
integra algunos de los conceptos aquí vertidos. El aspecto fisiopatológico
principal es la obstrucción del espacio subaracnoideo en alguna
región que no permita el equilibrio inmediato en los rápidos
cambios de presiones a las que está sometido el LCR, dado principalmente
por los latidos cardiacos, la respiración y las maniobras de
Valsalva. Esta disociación ya sea espinal/intracraneana (malformación
de Chiari, lesiones del foramen magno) o espinal/espinal (cicatrices
aracnoidales por trauma, meningitis, tumores, etc), hace que el LCR
pase a través de espacios perivasculares o transparenquimatosos
a formar cavidades. Además se ha postulado que en el Chiari las
tonsilas herniadas podrían tener un efecto válvula sobre
el LCR, dejando pasar líquido desde la región espinal
hacia la región intracraneana cuando el paciente es sometido
a maniobras de Valsalva. Esto producirá una mayor presión
en el espacio subaracnoídeo sobre el foramen magno y una vez
que cese la maniobra, se crea una presión negativa en el subaracnoídeo
espinal produciéndose una verdadera succión a través
del canal central medular.
Siringomielia asociada a tumores intramedulares:
La siringomielia se presenta entre un 25 y 58% de los tumores intramedulares.
La mayoría de ellos son tumores gliales (ependimoma, astrocitoma)
La mayoría de las veces el quiste se localiza sobre el tumor,
sin embargo puede encontrarse en cualquier lugar de la médula,
incluso distante a la lesión. Se postulan como causas alteraciones
vasculares producidas por el tumor, que llevarán a necrosis o
hemorragia y a la formación de cavitación medular. El
contenido líquido de estas cavidades puede ser rico en proteínas,
lo que le dará un aspecto citrino.
Siringomielia asociada a trauma:
Puede presentarse entre un 1 y un 4% de los traumatismos raquimedulares.
Generalmente es de evolución tardía, apareciendo meses
o años después del evento traumático. El cuadro
clínico es de progresión neurológica tardía.
Se postulan como mecanismos etiopatogénicos al cavitación
medular secundaria a hematomielia traumática, el bloqueo a la
circulación de LCR por compresión, daño glial y
adherencias aracnoídeas. Sin embargo se reconoce actualmente
que la mayoría de las siringomielias asociadas a trauma ocurren
en traumatismos de columna, en los que la lesión medular ha sido
leve.
Cuadro Clinico de Siringomielia
La sintomatología de la siringomielia está dada por las
alteraciones medulares que produce la cavidad quística, aunque
algunos pacientes presentarán síntomas derivados de patología
subyacente. Así, los portadores de malformación de Chiari
I pueden presentar dolor cervical y occipital debido al descenso bajo
el foramen magno de estructuras que normalmente se encuentran sobre
él.
El cuadro clínico está dado por un sindrome medular central
ya que la cavidad se produce en la sustancia gris medular o en el conducto
central. Si la cavidad se prolonga al bulbo (siringobulbia) podrán
aparecer algunos síntomas bulbares expresados por alteraciones
de nervios craneanos bajos.
El sindrome medular central consiste en hipoestesia térmica
y dolorosa en determinados segmentos medulares con preservación
de la propiocepción. Esto se denomina "nivel suspendido" y se
debe al compromiso de las vías sensitivas en su paso desde asta
dorsal de la médula hasta los haces espinotalámicos contralaterales.
Este cruce ocurre en la sustancia gris y el trayecto se ve afectado
por lesiones centrales, como la siringomielia. Además, si la
cavidad sigue creciendo, se comprometerán los haces piramidales,
dando signos de segunda motoneurona en el nivel de la lesión
y de primera motoneurona hacia caudal.
Diagnóstico
El diagnóstico de siringomielia se realiza actualmente con resonancia
magnética (RM). Este exámen muestra la cavidad quística
dentro de la médula y su extensión. Debido al contenido
líquido, la imagen se aprecia hipointensa en T1 e hiperintensa
en T2. Algunas cavidades asociadas a tumores medulares tienen un contenido
proteico más alto, por lo que la imagen mostrará líquido
menos hipointenso que el LCR en T1. En cortes longitudinales de la siringomielia
la RM puede mostrar finos tabiques transversales que son artefacto,
la cavidad siringomielica es en realidad una. Además existen
en la actualidad secuencias de cine que dejan ver la circulación
del LCR en el espacio subaracnoídeo o de cavidades medulares,
aspecto que tiene importancia en la investigación etiológica
de esta condición.
La RM permite ver enfermedades asociadas a siringomielia, como alteraciones
en fosa posterior. En tumores medulares se puede advertir la masa de
tumor tisular y una cavidad de líquido tumoral si existe y además
en algunos casos hay siringomielia proximal o distal al tumor quistico,
o ambas. También se pueden apreciar secuelas hemorrágicas,
isquémicas, traumáticas, u otras.
Tratamiento de la Siringomielia
El tratamiento es difícil, ya que es necesario identificar las
patologías asociadas a ella y medir el rol que tienen en su causa.
El tratamiento quirúrgico del quiste busca detener la progresión
del daño neurolólgico y quiere eliminar la causa de la
siringomielia.
Para evaluar si un paciente es candidato a tratamiento quirúrgico,
hay que considerar una serie de factores, entre ellos:
Condición del paciente:
Algunos pacientes tienen larga data de daño neurológico,
se encuentran postrados y dependientes. La cirugía no los beneficia
en general, por lo que se considera más adecuado el tratamiento
médico. La cirugía puede ayudar a estos pacientes si se
trata de evitar la aparición de síntomas bulbares, ya
que alteración en la deglución o ritmo respiratorio deteriora
mucho la calidad de vida y constituye riesgo.
Perfil evolutivo neurológico:
Los pacientes que presentan compromiso neurológico en el tiempo
pueden beneficiarse de una cirugía, en cambio en los que presentan
estabilidad neurológica por un tiempo prolongado (2 años),
se recomienda observación.
Pacientes asintomáticos
El avance en las neuroimágenes ha logrado que se diagnostique
siringomielia como hallazgo y que no da síntomas. La conducta
a seguir en estos pacientes es controvertida, ya que una vez que aparezcan
síntomas neurológicos es poco probable que ellos regresen
con cirugía. Por otra parte la historia natural de la siringomielia
asintomática no está claramente definida y quizás
muchas no den síntomas a lo largo de la vida. Existe una tendencia
actual a observar a estos pacientes por curso clínico e imágenes
periódicamente.
Tipo de siringomielia
Probablemente es el factor más importante a considerar, ya que
tratar la causa subyacente determina un mejor resultado.
En el tratamiento quirúrgico de la mallformación de Chiari
el objetivo principal es descomprimir la fosa posterior. En la traumática
es drenar el quiste y liberar todas las adherencias aracnoidales como
sea posible. El drenaje del quiste puede realizarse por siringostomia
o derivativas del quiste a otra cavidad, como el espacio subaracnoídeo,
el pleural o el peritoneal.
En tumores el tratamiento adecuado es la resección tumoral,
asegurándose la apertura de la siringomielia asociada, eventualmente
-si el quiste siringomielico no ha sido vaciado- se debe agregar una
siringostomía o una derivación en el mismo tiempo quirúrgico.
Finalmente el avance de la cirugía endoscópica quizás
permita realizar algunos de estos procedimientos en forma menos invasiva,
como son las adherenciolisis y la siringostomía.
Resultados del Tratamiento Quirúrgico:
- Malformación de Chiari: El tratamiento actual consiste en
una craniectomía descompresiva de fosa posterior y laminectomía
de vértebra cervicales altas (C1, C2). Usando esta técnica,
el 30 a 40% de los pacientes presenta disminución del dolor
cervical y de la cefalea y leve mejoría de la paresia y el
déficit sensitivo. El 40% de ellos permanece estable y el 20%
empeora.
Son factores de mal pronóstico un tiempo de evolución
de más de 2 años, la presencia de ataxia, nistagmus
síntomas bulbares, atrofia y compromiso de columnas posteriores.
Algunos autores agregan a la descompresión del foramen magno
la inserción de un cateter siringosubaracnoídeo con
buenos resultados.
- Siringomielia asociada a tumores: El tratamiento consiste en la
resección tumoral, con lo cual desaparece la siringomielia
en la mayoría de los casos. El pronóstico está
determinado por el estado neurológico previo y no por la presencia
del quiste.
- Siringomielia Traumática: Se ha descrito un mejor pronóstico.
Hasta un 50% mejoraría con algun tipo de derivativa y adherenciolisis.
La mejoría resulta en disminución del dolor y paresia.
El 20 a 30% de los pacientes permanece estable desde el punto de vista
neurológico.
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