INTRODUCCION
El status epiléptico (SE) se define como crisis mantenidas durante
más de treinta minutos o que entre uno y otro evento, el paciente
no alcance su estado basal. Sin embargo, la mayoría de los clínicos
considera estar frente a un SE cuando encuentra a un paciente que convulsiona
durante cinco o diez minutos. Esto se debe a las graves consecuencias
de esta urgencia médica. Es conocido que el status epiléptico
convulsivo generalizado puede causar per se epilepsia, encefalopatía
o déficits focales. A su vez, el SE puede ser la primera manifestación
de una epilepsia (hasta en un 30%). Causas frecuentes de SE son falla
en el cumplimiento de medicación antiepiléptica, intoxicación
alcohólica, alteraciones metabólicas, infecciones del
SNC, accidentes cerebro vasculares, tumores y trauma. Sin embargo, del
15 al 30% permanece como idiopático.
El objetivo de este trabajo consiste en una revisión de los
últimos hallazgos acerca de las alteraciones cerebrales y sistémicas
que se producen durante el SE, mecanismos causantes, secuelas a nivel
estructural celular, modificaciones neuroquímicas e implicancias
clínicas.
MODELOS EXPERIMENTALES
Los modelos experimentales que se han usado en animales comprenden
fundamentalmente la estimulación cerebral mediante sustancias
químicas o descargas eléctricas que son capaces de desencadenar
SE. Los modelos químicos han usado la aplicación de sustancias
en forma sistémica como pentylenetetrazol, ácido kainico,
ácido domoico, etc. También, se ha usado la administración
intracerebral de ácido fólico, penicilina y bicuculina
entre otros.
Las descargas eléctricas han sido aplicadas sobre distintas
áreas cerebrales, fundamentalmente el hipocampo, con estímulos
intermitentes, recurrentes o continuos. Estos modelos animales han permitido
el estudio de las manifestaciones sitémicas del status epiléptico
convulsivo en sus distintos momentos evolutivos. Mediante la regulación
de variables como la presión arterial, glicemia, oxigenación
y estado ácido-base dentro de limites fisiológicos se
ha podido "aislar" el cerebro para estudiar los mecanismos y secuelas
del SE en el mismo.
Estudios patológicos en animales mostraron que el SE convulsivo
produce muerte de neuronas en neocortex, cerebelo e hipocampo (áreas
sensibles a isquemia). Pero cuando se bloquea la manifestación
motora (convulsiones), la pérdida se restringe al hipocampo,
en las áreas CA1 y CA3 (2). Hay pérdida de transmisión
gabaérgicas como se demuestra en estudios histoquímicos.
Se ha usado flumazenil marcado para medir la densidad de receptores
bezodiazepínicos la cual se encuentra disminuida, revelando un
déficit de transmisión inhibitoria (7).
CORRELACION ELECTROCLINICA
Los trabajos de Treiman sobre SE han sido de gran importancia para
comprender la correlación que existe entre el registro electroencefalográfico
y las manifestaciones clínicas del paciente (17). El propuso
cinco estadios del EEG por los cuáles pasaría el paciente:
crisis aisladas, crisis que tienden a hacerse continuas, actividad ictal
continua, paroxismo-supresión y finalmente, descargas periódicas
epileptiformes (PEDs). Esta evolución es semejante con o sin
manifestaciones motoras. Los primeros tres estadios se caracterizan
por la expresión clínica de la actividad irritativa pero
los dos últimos, por disociación electroclínica. Es decir,
por actividad motora sutil como mioclonías de una extremidad,
un dedo o nistagmo ocular (status convulsivo sutil) o bien por la ausencia
absoluta de manifestaciones motoras. De aquí la necesidad absoluta
de monitoreo EEG durante el tratamiento de un SE, sobretodo si el paciente
no recupera conciencia y el cuadro ha sido aparentemente controlado.
A pesar que lo antes descrito es la evolución "natural" de un
SE convulsivo, es necesario también conocer el concepto de "status
epiléptico electrográfico" (3). Se define como una condición
de descargas epileptiformes continuas (en el EEG) que se encuentran,
en forma inesperada, en un paciente con grave alteración de conciencia
(coma o sopor profundo) y sin haber convulsiones evidentes (13). Es
una condición gravísima, con alto nivel de mortalidad
(cerca del 80%), generalmente secundario a un cuadro de anoxia o AVE.
Se manifiesta como un SE sutil o sin ninguna expresión motora.
En la actualidad existe controversia si debe ser considerado un subtipo
de SE o bien la manifestacion de una encefalopatía grave (como
el patrón paroxismo-supresión). Su tratamiento es bastante
refractario y considerando que cuando el cuadro se debe a anoxia, su
mortalidad es cercana al 100%, la agresividad del mismo es un tema debatible.
ALTERACIONES SISTEMICAS
El SE posee una historia natural, con un curso de eventos predecibles
desde el punto de vista sistémico que son de suma importancia
conocer por parte del neurólogo tratante o el intensivista (11).
Meldrum y Horton encontraron que las alteraciones sistémicas
son diferentes antes y después de los primeros treinta minutos
del SE convulsivo. La primera fase se caracteriza por un aumento de
las catecolaminas circulantes que ocasionan: leucocitosis, pleocitosis,
hipertensión arterial, acidosis láctica e hiperglicemia.
La segunda fase es dominada por una falla de los mecanismos de compensación:
normo o hipotensión arterial, hipertermia, compromiso respiratorio
(edema pulmonar), normo o hipoglicemia y falla del gasto cardiaco de
hasta un 60%.
Es interesante destacar que la hipertermia provocada por el incremento
de actividad muscular se correlaciona con la pérdida neuronal
y con la refractariedad del SE. Las manifestaciones cardíacas
se encuentran hasta en el 60% durante el status epiléptico presentando
alteraciones de eje cardíaco, signos de isquemia y arritmias
potencialmente fatales (1). Algunas de ellas persisten hasta pasadas
24 horas del control del status epiléptico. En un 10% se producen
infartos de miocardio, probablemente en pacientes con coronariopatía
previa. Las anomalías electrocardiográficas tienen una
correlación directa con la mortalidad del SE: 37% versus 12%.
Debido a esto es importante el monitoreo cardiaco durante el SE así
como al menos 24 hs. de pasado el mismo.
MANIFESTACIONES CEREBRALES
Tempranamente, en el status epiléptico convulsivo existe un
aumento del flujo sanguino cerebral (FSC) del 200% al 600%, pero en
la medida que éste avanza, si bien el consumo de glucosa y oxigeno
permanece elevado, la autoregulación cerebral tiende a fallar
debido a una caída de la presión arterial media, disminuyendo
el FSC. Esto desemboca en una disminución de la oxigenación
cerebral.
La importancia de los trabajos de Meldrum con modelos experimentales,
consistió en que controlando la caída del flujo sanguíneo
cerebral, demostró la lesión cerebral con muerte neuronal.
Esto se atribuye a mecanismos de neurotoxicidad relacionados a calcio,
glutamato y radicales libres.
Las convulsiones se originan en descargas de neuronas de la corteza
motora rolándica que se manifiestan en el EEG como descargas
sincrónicas. Dentro de la célula "epiléptica" existe
un correlato de la crisis tonico-clónica. Durante la fase tónica
hay una despolarización prolongada de la neurona con el resultado
de una "lluvia" de potenciales de acción. Subsecuentemente, la
neurona sufre despolarizaciones rítmicas asociadas con ítrenes
íde potenciales de acción (que se correlaciona con la
fase clónica). La persistencia de esta fase clónica constituye
el SE. Esta actividad electrofisiológica resulta de un exceso
de excitación y una falla de inhibición neuronal (4, 5).
El glutamato es el neurotransmisor excitatorio más importante,
mientras que el GABA es el inhibitorio. La falla en la transmisión
de impulsos en las vías que utilizan estos substratos, es la
explicación neuroquímica del SE. Los receptores de glutamato
se clasifican en tres tipos: NMDA, noNMDA y Metabotrópicos. Los
NMDA regulan la entrada de calcio en la célula y son bloqueadas
por magnesio. Los noNMDA son de dos tipos: kainato y AMPA. Su apertura
resulta en la entrada de sodio a la célula. Los receptores metabotrópicos
no abren ningún canal sino que actúan sobre proteínas G intracelulares
que usan segundos mensajeros, regulando procesos metabólicos
complejos. Antagonistas de receptores NMDA y noNMDA pueden prevenir
o detener un SE, sin embargo, antagonistas de receptores metabotrópicos
no tienen efecto.
Durante el SE, el glutamato actúa sobre receptores NMDA provocando
muerte celular en áreas límbicas específicas (que
expresan estos receptores). El mecanismo de muerte celular es calcio
dependiente y es análogo al que ocurre durante la isquémia.
El ingreso de calcio activa proteasas y lipasas que degradan estructuras
celulares, permitiendo el ingreso de agua y iones con el resultado de
edema y muerte celular. También se postula la activación
de mecanismos de muerte celular programada (apoptosis).
El GABA se une al menos a dos tipos de receptores, GABA-A y GABA-B.
La activación de ambos resulta en potenciales postsinápticos
inhibitorios, pero actúan de manera distinta. Los GABA-A son receptores
postsinápticos cuya estimulación produce la entrada de
cloro a la célula con la siguiente hiperpolarización.
Los GABA-B son pre y postsinápticos. Los primeros inhiben la
liberación de GABA del terminal; los postsinápticos son
del tipo metabotrópico y actúan sobre proteínas G. Antagonistas
de GABA-A precipitan SE (picrotoxina o PTZ). Agonistas de GABA-B como
el baclofeno causan SE al inhibir la liberación de GABA.
Hay evidencia que el SE provoca muerte celular programada por la activación
de genes que codifican endonucleasas que clivan el ADN en fragmentos
de tamaño específico llamados nucleosomas.
Las secuelas crónicas del SE resultan de la perdida de neuronas
y de la subsecuente alteración de circuitos cerebrales. El daño
cortical difuso y la atrofia vista en tomografías computadas
dan cuenta de los déficits cognitivos generales. La perdida de
neuronas hipocampales produce déficits específicos de
memoria, sin embargo, los déficits motores focales son producto,
en su mayoría, de la patología subyacente (tumores, accidentes
vasculares, AVE, etc.).
FISIOPATOLOGIA DEL STATUS EPILEPTICO NO CONVULSIVO
El SE no convulsivo se divide en SE de ausencia, descrito por primer
vez por Lennox en 1945, y el SE parcial complejo (8,14) descrito por
Gastaut en 1956. Si bien las crisis parciales complejas son más
frecuentes que las de ausencia, el SE de ausencia es bastante más
frecuente y constituye el prototipo de SE con espiga onda generalizada.
Es importante comprender su fisiopatalogía ya que es completamente
diferente del SE convulsivo lo que involucra aproximaciones terapéuticas
distintas.
En 1971, Schwartz y Scott describieron el status de ausencia "de novo"
del adulto (16). Son pacientes que no tienen antecedentes de epilepsia
y que debutan con un cuadro de confusión súbita y/o alteración
conductual. En el EEG se encuentran descargas espiga onda generalizadas.
Algunos pacientes sufren algún tipo de trastorno metabólico,
pero el antecedente mas frecuente es suspensión de benzodiazepinas
(15). Su pronóstico es favorable y su tratamiento con benzodiazepinas
via endovenosa.
La disposición anatómica del tálamo permite que
se conecte en forma difusa con la corteza cerebral. Las neuronas tálamo-corticales
poseen canales de calcio tipo T en sus membranas que se caracterizan
por descargar con la hiperpolarización (razón del uso
del ácido valproico en epilepsia centroencefálicas). La
base molecular del SE de ausencias es una hiperpolarización celular
que causa despolarización en una forma cíclica. Esta hiperpolarización
es mediada por receptores GABA-B que activan la descarga de los canales
de calcio tipo T causando despolarización, esto a su vez estimula
células adyacentes a liberar GABA lo cual nuevamente hiperpolariza
la célula. Se produce así una sincronización patológica
en la descarga de la neurona.
En sueño superficial, aparecen los husos del sueño que
son otra cara (no patológica) de la sincronización del
sistema tálamo-cortical.
El fundamento del uso de benzodiazepinas en crisis de ausencias (y
status) es que estimulan receptores GABA-A que actúan sobre las neuronas
del núcleo reticular talámico pero no en el de relevo tálamo-cortical
(lo que no causa su hiperpolarizacion).
En una base teórica, el SE de ausencias puede ser considerado
el resultado de un exceso de inhibición y esto no dañaría
las neuronas tanto como la estimulación excitadora, confirmando
la naturaleza más benigna de este mecanismo.
PAUTAS DEL TRATAMIENTO DEL STATUS EPILEPTICO REFRACTARIO.
El fracaso del tratamiento del SE convulsivo constituye una situación
de gran angustia para el equipo medico. Este fracaso se define cuando
a pesar del uso de las drogas de primera línea (Benzodiazepinas,
Fenitoína y Fenobarbital), el paciente continúa con actividad
ictal, clínica o electroencefalográfica. Proponemos aquí
algunos lineamientos a seguir en caso que el esquema habitual no sea
efectivo:
- Ingreso a Unidad de Cuidados Intensivos.
- Intubación y colocación de catéter central.
- Monitoreo electroencefalográfico continuo o seriado frecuente.
- Midazolam: Carga: 0,2 mg/kg (EV)
Mantenimiento: 0.75 - 10 ug/kg/min.
o Propofol: Carga: 1-2 mg/kg (EV)
Mantenimiento: 2-10 mg/kg/hr.
- Se debe lograr en primer momento, supresión de las descargas
y si no hay hipotensión ir a un patrón de paroxismo-supresión.
- Mantener así durante 12 horas y reducir medicación.
Si recidiva la actividad irritativa, volver a esquema anterior por
períodos mayores.
- Mantener Fenitoína y Fenobarbital.
- Uso de Dopamina y fluídos para tratamiento de hipotensión
arterial.
La importancia del uso del monitoreo EEG en el control del SE refractario,
se basa en la necesidad de corroborar primero, el control de las descargas
epilépticas que como vimos pueden no tener correlato motor en
etapas avanzadas y segundo, lograr el patrón de paroxismo-supresión.
Las ventajas del uso de Midazolam o Propofol radica en su corta vida
media, lo que permite evaluar el estado neurológico real del
paciente en un plazo adecuado. Además poseen menor efecto hipotensor
que es una de las complicaciones graves del tratamiento con Tiopental
o Pentobarbital (12).
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