Gracias a los avances en las técnicas de diagnóstico por imágenes,
que han permitido una mayor precisión respecto a la localización
del daño en el encéfalo, se ha logrado, en años recientes,
mejores correlaciones anátomo - clínicas. En efecto, en relación
a los núcleos talámicos, el uso de la Tomografía Computarizada
de Cerebro (TAC), de la Resonancia Nuclear Magnética (RNM), del Positron
Emission Tomography (PET), etc. han aportado novedosa información,
que nos ha parecido oportuno revisar y que complementa la que aparece comúnmente
mencionada en los textos de Neurología.
RECUERDO ANATOMICO
Los tálamos son dos masas ovoideas que miden aproximadamente
4 cm. Contribuyen a formar las paredes laterales del III ventrículo.
Cada tálamo consta principalmente de substancia gris, incompletamente
subdividida por un septum casi vertical de substancia blanca, la lámina
medular interna. Esta es una estructura en forma de Y con los brazos
cortos dirigidos hacia adelante y que divide al tálamo en 3 sectores.
El sector entre ambos brazos cortos agrupa a los núcleos talámicos
anteriores. Hay otros grupos medial y lateral en relación a dicha
lámina. A esto debe agregarse el Pulvinar que se encuentra en
la región lateral posterior, por fuera del brazo largo de la
lámina medular interna. Existe un quinto grupo de núcleos
llamado ventral pues se ubica por debajo y por fuera del lateral. A
estos 5 grupos debemos agregar un conjunto de núcleos llamados
intralaminares que se encuentran al interior de la lámina medular
interna, otro ubicado en la linea media (en las paredes del 3er. ventrículo)
y por último el núcleo reticular talámico (alrededor
de la cara lateral del tálamo). Hay así 8 grupos de núcleos
talámicos de los cuales en 4 de estos se ha podido correlacionar
su daño con manifestaciones clínicas, que revisaremos
a continuación.
1. NUCLEOS DEL GRUPO ANTERIOR Y MEDIAL
En lesiones del tálamo que se acompaña de demencia (la
llamada "demencia talámica"), las lesiones vasculares, tumorales
o degenerativas son bilaterales y se ubican de preferencia en los núcleos
anterior y medial.
Hay pacientes cuyas arterias talámicas, por una variante anatómica,
en vez de nacer separadamente de cada arteria comunicante-basilar lo
hacen de un tronco común (16). Al ocluirse
éste se producen infartos talámicos simultáneos,
bilaterales. Se compromete la región de los núcleos mediales
y anteriores. Los pacientes presentan inicialmente un compromiso de
conciencia que puede simular un coma metabólico, al no acompañarse
de signos de déficit neurológico focal, como es habitual
en los comas por daño encefálico. Recientemente se publicaron
dos pacientes en que el cuadro clínico así se presentó
(9). Al recuperar la conciencia el único signo
neurológico que tenían, fuera de las alteraciones mentales,
era una paresia de la mirada vertical en ambos y una ataxia en uno de
ellos. En un caso la TAC mostró infartos en el mesencéfalo
y en la región medial de ambos tálamos y en el otro en
la región medial del tálamo izquierdo (9).
Ambos casos, al igual que otros recopilados en la literatura (16)
quedaron con importante compromiso de las funciones cognitivas y memoria.
Estas pueden variar desde una demencia a compromisos menores de la memoria
(9, 16). Se ha planteado que están
relacionadas con alteraciones metabólicas en la corteza cerebral
secundarias al daño del tálamo medial (3).
En un estudio con PET, en pacientes con infartos paramedianos talámicos
bilaterales, que presentaron un cuadro súbito de coma o confusión
mental seguido de una amnesia persistente de variable intensidad, se
encontraron alteraciones metabólicas que comprometían
casi toda la corteza cerebral (3, 10).
El consumo metabólico de oxígeno (CMRO2) se analizó
tanto en la corteza en conjunto como en las zonas frontal medial, frontal
lateral, temporal, corteza de la región sensitivo - motora (perirolándica)
y en la corteza de asociación posterior. Sólo la corteza
sensitivo - motora no estaba alterada. Estiman los autores que el hipometabolismo
de la corteza probablemente refleja una desaferentación tálamo
- cortical (3). No había, eso si, una correlación
entre la magnitud del hipometabolismo cortical y del compromiso neuropsicológico
(3).La preservación del metabolismo de oxígeno
en la corteza sensorio - motora se correlacionó con la indemnidad
de la región tálamo - ventral que se proyecta a dicha
zona cortical. Aunque la regla es que sean las lesiones talámicas
bilaterales las que producen un deterioro psico-orgánico, se
han publicado, en los últimos años, casos en los cuales
se ha estimado que el daño ha sido unilateral. Así en
3 casos de lesiones isquémicas unilaterales del tálamo
también quedaron como secuelas trastornos de la memoria. Estaba
comprometida la región talámica medial (en dos era el
tálamo izquierdo el afectado, siendo los 3 pacientes diestros)
(13). En el estudio neuropsicológico los autores
encontraron un déficit cognitivo similar al observado en lesiones
del lóbulo frontal. Por esto también plantean que las
alteraciones de la memoria pueden relacionarse con daño a vías
que se dirijan al lóbulo frontal (13). Es decir
hay evidencias que un daño al tálamo o a las proyecciones
tálamo - corticales es causa de un hipometabolismo cortical ipsilateral
(10) y éste a su vez sería responsable
de las alteraciones mentales (1, 7,
8, 10). También en un caso
de infarto talámico bilateral, visible en la TAC, el "Single
Photon Emission Computed Tomography" (SPECT) mostraba hipo-perfusión
bilateral de los lóbulos frontales. Curiosamente además
de alteraciones de la memoria, presentó alteraciones conductuales
y un cuadro depresivo que alternó con episodios maníacos.
Este no tenía las características habituales de una enfermedad
afectiva bipolar, a juicio de los siquiatras tratantes quienes llamaron
al cuadro Psicosis Tálamo-frontal (1). En lesiones
talámicas unilaterales también se han descrito grados
menores de trastornos afectivos en infartos mediales del tálamo
del hemisferio cerebral no-dominante. Generalmente consisten en apatía
y pérdida de la iniciativa (5). En otros casos,
en cambio, se encontró un delirio maníaco (4,
5) o un estado maníaco en un paciente que además
presentaba un hemibalismo secundario a un infarto de núcleos
ventro lateral y ventro medial del tálamo derecho (2).
Debe recordarse que si bien la mayoría de los hemibalismos resultan
de lesiones del núcleo subtalámico contralateral, lesiones
del tálamo contralateral pueden excepcionalmente producir igual
sintomatología.
Recientemente se publicó un caso de infarto que afectaba los
grupos de núcleos medial e intralaminar del tálamo izquierdo,
en una paciente zurda (6). Una determinación
tan precisa se pudo establecer mediante la RNM siguiendo un método
similar al realizado para exámenes estereotáxicos. No
se observó una amnesia severa, como la encontrada en lesiones
bilaterales, sino una moderada disminución de la memoria que
curiosamente se acompañaba de una severa distractibilidad, como
destacan los autores (6). La paciente era incapaz de
realizar actividades simultáneas, por ejemplo cocinar y conversar
a la vez, situaciones que antes enfrentaba sin dificultad (6).
En resumen lesiones bilaterales especialmente de los núcleos
mediales y anteriores pueden producir demencia. En lesiones unilaterales
puede observarse grados menores de alteraciones de la memoria y manifestaciones
depresivas o maníacas.
2. NUCLEO PULVINAR
Este ocupa un tercio del volumen del tálamo humano. Tiene conexiones
sinápticas recíprocas con regiones límbicas, occipitales,
temporales, parietales e incluso frontales. En lesiones del pulvinar
del hemisferio cerebral no dominante se ha encontrado una negligencia
auditiva contralateral es decir alteración a la estimulación
simultánea bilateral en ausencia de hipoacusia (15).
También se ha relacionado lesiones del pulvinar con alteraciones
en los movimientos de exploración oculares y de la atención
visual (14).
3. NUCLEOS DEL GRUPO VENTRAL
En este grupo se ubican los importantes núcleos ventral póstero
medial y póstero lateral que participan respectivamente en la
sensibilidad de la hemicara y del hemicuerpo opuesto. En lesiones vasculares
(generalmente infartos) de esta zona se produce el síndrome talámico
de Déjerine y Roussy. Hay hipoestesia postural y cutánea
(generalmente acentuada y especialmente de la sensibilidad al dolor
y térmica) en el hemicuerpo opuesto, acompañado de una
hemiparesia transitoria. Puede haber también una distonía
de las extremidades contralaterales a la lesión. Después
de un intérvalo de días o semanas la sensibilidad se va
recuperando y puede aparecer una hiperpatía (dolor espontáneo
o ante estímulos tactiles) de las extremidades comprometidas.
Hay excepciones como un caso recientemente descrito que sólo
presentó una hemiparesia y ataxia, ambas en el mismo hemicuerpo,
contralateral a un infarto en el núcleo ventralateral, curiosamente
sin hipoestesia (12). Es decir un cuadro similar al
que se relaciona con infartos lacunares de la cápsula interna,
protuberancia o corona radiada. En otros dos casos, también de
sintomatología excepcional, de infartos talámicos ventrales
(póstero laterales) se encontró sólo leve hipoestesia
y desproporcionada ataxia que los autores estimaron "cerebelosa" destacando
la relación entre las vías cerebelosas y sensitivas a
nivel de los núcleos ventrales del tálamo (11).
En conclusión, de acuerdo a publicaciones recientes, una lesión
aguda del tálamo puede manifestarse, además del clásico
síndrome talámico de Déjerine - Roussy, por una
demencia, un estado maníaco o depresivo de inicios súbitos
o un coma sin signos de déficit neurológico focal, es
decir simulando un coma metabólico y una demencia. En pocos sitios
una lesión, tan pequeña, puede producir, a veces, una
alteración tan severa.
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