Prólogo
¿Es la mente el subproducto de la interacción de millones
de neuronas y sólo existe mientras el cuerpo la sustente; o acaso
la mente existe antes del cuerpo y usa del físico sólo
como una vestidura transitoria?
En el transcurso de la historia se han propuesto dos teorías
básicas como respuesta a esta interrogante: la mecanicista (materialista)
y la animista (espiritualista).
En el primer caso (mecanicista) deberíamos asumir que:
- La mente es sólo una consecuencia del cuerpo y, por lo tanto,
no está antes ni persistirá después que éste
deje de existir.
- El libre albedrío es una ilusión, puesto que las
conductas son reflejas y están condicionadas por nuestra constitución
orgánica y las experiencias adquiridas en el transcurso de
la vida.
En el caso de ser real el planteamiento animista, podríamos
sustentar la inmortalidad del alma y la existencia del libre albedrío.
A través de estos párrafos conoceremos a los principales
exponentes de estas teorías y sus contribuciones al estado actual
del conocimiento. Veremos además como, la respuesta a esta interrogante,
tiene directa injerencia en el rumbo que debe tomar la medicina, esto
es, dirigida al hombre o al cuerpo.
Parte I: La Antigua Grecia (Siglo V A.C.)
Ya en la antigua Grecia, esta civilización tan distante en el
tiempo pero tan actual en su ideología, se vislumbran las primeras
tendencias.
Platón (Atenas, 428-347 A.C.) atribuía a las ideas un
grado superior de realidad, siendo los objetos físicos sólo
reflejos imperfectos de estos arquetipos. Hablaba del cuerpo como la
"cárcel del alma", y que ésta se comunicaba con el físico
desde el cerebro: "el alma inmortal tiene su asiento en la cabeza, separada
de las restantes partes del cuerpo por el estrechamiento natural del
cuello".
Nótese que atribuye a la cabeza ser asiento de las funciones
superiores (cognitivas) del hombre, lo que constituye un gran adelanto
a los conocimientos neuroanatómicos de la época.
Para Platón, el estudio y la investigación de las cosas
físicas, incluyendo nuestro cuerpo, es de importancia secundaria.
Más vale ocuparse de los asuntos del alma y del mundo de los
arquetipos (ideas) que siendo más permanente, es más real.
Aristóteles (Estágira, 384-322 A.C.), discípulo
de Platón, situaba el pensamiento como producto de la experiencia
del cuerpo. Atribuía el mayor grado de realidad a los objetos
sensibles: "lo que hay en el alma del ser humano son meros reflejos
de los objetos de la naturaleza".
La idea que tenemos de los objetos es producto de que alguna vez han
impresionado nuestros sentidos. Ej: la idea de animal surge de haber
visto muchos animales, formándose así en nuestra mente
el concepto de los atributos que tiene que tener un objeto para ser
considerado de esta naturaleza. Si nunca hubieramos visto un animal,
no existiría para nosotros esta idea.
Demuestra la objetividad de los sentidos por su pasividad: "es necesario
que los mismos objetos que producen la sensación, existan independiente
de la sensación; pues el sentido no es sentido en si mismo, sino
que hay algo fuera del sentido que es necesariamente anterior a él".
De esta manera valida y otorga una importancia primaria al estudio
de los objetos sensibles, dándole el impulso, que hasta hoy perdura,
a las ciencias exactas.
Plantea que en el hombre hay dos tipos de impulsos ("apetitos"):
- El "apetito sensitivo" compuesto de los "sentidos exteriores" (facultades
orgánicas excitables por objetos externos) y los "sentidos
internos" (sentido común, la fantasía y la memoria).
- El "apetito razonable" constituído por la "voluntad" que
es libre, divina e inmortal.
De esta forma, explica la existencia del libre albedrío a través
de nuestra conexión con la divinidad, la que se expresaría
por medio de la voluntad.
Hipócrates (Cos, 460-377 A.C.). Su escuela planteaba que el
cerebro, órgano frío y exangüe, tenía por
función condensar la flema sobrante de los diferentes órganos,
transformándola en líquido que cae como lluvia por el
cuerpo a través del sistema ventricular y los nervios. La enfermedad
era producida por la acumulación de flema cuando el cerebro no
funcionaba bien.
Esta teoría aún vigente en el siglo XVI sustentó
el uso de sangrías, laxantes, vomitivos y lavados con agua caliente
para evacuar estas mucosidades perniciosas.
Llama la atención la enorme importancia que le da al cerebro
en la génesis de la mayoría de las enfermedades, importancia
que la ciencia actual va corroborando día a día.
Alcmeon (Crotona, s. V A.C.). Fue el primer anatomista del que hay
evidencia. Realizó disecciones en animales. Comprobó la
conexión entre los órganos de los sentidos y el cerebro.
Describió los nervios ópticos y el quiasma, llegando a
concluir que el cerebro es el órgano del entendimiento y que
no sólo percibe las sensaciones, sino que es el instrumento del
pensamiento y la memoria. Con estos conocimientos se adelante en dos
mil años a su época, retomándose sólo en
el renacimiento esta línea de investigación.
Las creencias griegas persistieron hasta el siglo XVI sin grandes modificaciones,
siendo durante este período las obras de Hipócrates y
Aristóteles textos de estudio obligado en las principales escuelas
de medicina. Hoy en día, las publicaciones de hace un año,
ya se consideran absoletas.
Parte II: Epoca Moderna (siglo XVII)
Jorge Stahl (Halle-Alemania, 1660-1734). Fue conocido como "el Gran
Profeta de la Medicina".
En su obra principal "Theoria Medica Vera" expone: "todas las manifestaciones
de vida solamente son expresiones de la acción del alma. Lo material
en sí es de importancia inferior".
Se basaba en que al morir, el cuerpo entra en rápida putrefacción,
debido al abandono del alma: "el cuerpo es sólamente un órgano
paradero para posibilitar la existencia breve del alma sobre la tierra".
La enfermedad contiene un trastorno de la supremacia del alma sobre
el cuerpo. La mayoría de los síntomas patológicos
son expresiones de la acción del alma en el intento de recuperar
su poder.
Su terapéutica se basaba en ayudar con mano cuidadosa al alma
a recuperar su estado normal, a calmarla si ésta se había
excitado, a reforzarla si sus reacciones eran demasiado débiles
y, sobre todo, a facilitar las evacuaciones, cuya administración
era la misión principal del alma en su lucha contra la enfermedsd
(Stahl llegó a resistir 200 sangrías antes de su muerte).
Rene Descartes o Cartesius (1596 - 1650). Filósofo y matemático
francés. Luego de recibir una cuidadosa educación científica,
vió que lo aprendido no era suficiente para saciar su sed de
conocimiento y que además se fundamentaba en débiles bases
y prejuicios transmitidos por la inercia del tiempo. Decidió
abandonar las aulas y estudiar en "el libro del mundo".
Su filosofía se basaba en la "duda", no sólo de las autoridades
intelectuales, sino también del testimonio de los propios sentidos:
"no existe nada que atestigüe con seguridad que nuestra existencia
despiertos. sea más real que durante el sueño".
Quería otorgarle a los razonamientos filosóficos, la
misma solidez que las leyes matemáticas: "por encima de toda
duda se encuentra que el pensamiento tiene una existencia real" (cogito,
ergo sum: "pienso, luego existo").
Lo mental era tan evidente para él, que no requería mayor
análisis: "este yo, es decir el alma por la cual soy lo que soy,
es totalmente distinto del cuerpo y más facil de conocer que
este último y aún si el cuerpo no fuera, no cesaría
el alma de ser lo que es".
Lo somático, en cambio, está sujeto a los errores de
nuestros sentidos. Regido por las leyes de la materia (ley de causa
efecto), puede compararse con una máquina.
Así separa lo somático (res extensa) de lo espiritual
(res cogitans), cuyo punto de enlace sería la glándula
pineal.
Al definir el cuerpo como de naturaleza diferente al alma, permite
estudiarlo sin prejuicios, otorgándole un gran impulso al desarrollo
de la fisiología (recordemos que vivió en plena época
inquisitorial, en que el estudio de los fenómenos biológicos
estaba muy limitado).
A decir del famoso físico Nicolás Stenon: "Descartes
fue el primero que se atrevió a exponer las funciones del cuerpo
humano, en especial del cerebro, de una forma mecánica".
Tomás Willis (1621 - 1675). Catedrático de filosofía
natural en Oxford (Inglaterra) y luego gran clínico en Londres.
En su obra "De anatome cerebri" (1664), ilustrado por el arquitecto
de la Catedral de San Pablo, Christopher Wren, se obsesiona en localizar
a nivel anatómico los procesos mentales.
Describió el anillo arterial de la base del cerebro y seis de
los doce nervios craneanos. Considera la contracción muscular
como "una fuerza que es soltada por los nervios a partir del sistema
nervioso central". Localiza la valoración de la verdad, el pensamiento
y la memoria en distintas estructuras cerebrales (Ej. la imaginación
se asienta en el cuerpo calloso). Señala que los nervios que
controlan las funciones involuntarias (movimientos del corazón,
pulmones, estómago e intestinos) nacen cerca del cerebelo.
Luego de estos brillantes descubrimientos, surge nuevamente la duda,
¿es el ser humano algo más que una máquina?
Parte III: Epoca Contemporánea
Antonio Damasio: Catedrático de neurobiología y director
del Departamento de Neurología de la Universidad de Iowa (USA).
En su libro "El Error de Descartes" (1994) expone que el cuerpo aparece
antes que la mente tanto ontogénica como filogenéticamente.
Por lo tanto, lo físico es sustrato obligado de lo pensante:
"es indiscutible que la mente viene del cerebro".
Propone una explicación biológica a la actividad mental,
en base a los conocimientos neuropsicológicos actuales. Esto
implica que, contrario a lo que propuso Descartes, la mente sí
se rige por las leyes de la materia (causa-efecto): "somos y después
pensamos, y pensamos sólo en la medida que somos, porque las
estructuras y operaciones del ser causan el pensamiento".
Manifiesta, a diferencia de Eccles, que las imágenes ocurren
en las capas corticales sensoriales primarias del cerebro.
El error de Descartes sería "la separación abismante
entre cuerpo y mente", los cuales en realidad, serían de igual
naturaleza.
"El desdén de la mente, de base cartesiana, ha tenido dos consecuencias
graves en la biología y la medicina occidentales:
1°. En el campo científico, el esfuerzo por entender la
mente en términos biológicos generales se atrasó
varias décadas y es justo decir que apenas empieza. La mente
se dejó de lado, librada principalmente a la religión,
la filosofía y más recientemente a la psicología.
2°. La medicina occidental ha desdeñado la enorme influencia
que tienen los procesos mentales tanto en la génesis como la
recuperación de la enfermedad. Las escuelas de medicina actuales
ignoran las dimensiones humanas y concentran sus esfuerzos en la fisiología
y patología del cuerpo propiamente tal. Esto se ha traducido
en un sentimiento de insatisfacción general por parte de los
usuarios, en el éxito de las medicinas alternativas y en los
innecesarios pero muy reales problemas económicos que afectan
el desempeño médico (hoy el médico ha perdido mucho
terreno como elemento diagnóstico y terapéutico dando
paso a exámenes y técnicas curativas sofisticadas, onerosas
y enfocadas sólo al cuerpo)".
John Eccles. Neurofisiológico australiano, premio Nobel en 1963
junto a Hodkin y Huxley, por sus trabajos en neuroexcitabilidad. En
su libro "La persona humana en su relación bipolar con el cerebro"
(1976), basado en la existencia de los fenómenos parapsicológicos
("psi"), plantea un modelo en el cual "la mente no es una entidad física".
Los fenómenos PSI están ampliamente estudiados y reconocidos
en el ámbito científico y, aunque no se conocen los mecanismos
que los producen ni las vías por las cuales se conducen , sí
se sabe que no se ven influídos por el tiempo, la distancia o
barreras físicas. Se los considera fenómenos espontáneos
(no pueden predecirse ni producirse a voluntad). Dentro de ellos encontramos
la "Percepción Extrasensorial" (PES), en que el sujeto obtiene
información del mundo externo sin la intervención de su
sistema nervioso aferente (incluye la precognición, la telepatía
y la clarividencia), y la "Psicoquinesis" (PK) en que el individuo produce
un efecto sobre un objeto, sin mediación de su sistema nervioso
eferente y muscular.
Según Eccles, el punto de conexión entre el cuerpo y
la mente sería la corteza cerebral, la cual "no produce la imagen",
sino una serie de descargas eléctricas que la mente capta por
un fenómeno de PES y luego decodifica en forma de imagen, idea,
etc... El movimiento también se origina en la mente que, por
un fenómeno de PK, estimularía la corteza motora desencadenando
finalmente las contracciones musculares necesarias.
Así, la mente puede obtener información del medio en
forma directa por la PES o a través de nuestro cuerpo (órganos
de los sentidos). Por otra parte, puede modificar su ambiente también
en forma directa por la PK, o a través de nuestro cuerpo.
Epílogo
Como vemos, pese a los grandes adelantos tecnológicos de este
siglo, no hemos avanzado mucho en el conocimiento de las leyes que rigen
la relación mente-cuerpo. En lo que sí están de
acuerdo tanto los animistas como los mecanicistas es que la mente, sea
de origen divino o material, es de importancia fundamental en la génesis
y recuperación de las enfermedades. Así, no hay ninguna
doctrina que sustente una medicina orientada sólo a la organicidad,
dejando de lado la perspectiva humana del individuo, como a menudo sucede
en nuestra época.
La filosofía, entendida como una disciplina globalizadora y
práctica, es de gran ayuda para no olvidar el verdadero objetivo
de la medicina: "el hombre".
Recordemos las siempre vigentes palabras de Hipócrate: "no hay
diferencia alguna entre la filosofía y la medicina. No puede
ser sólo ciencia lo que prodiga el hombre que tiene en sus manos
la llave de la vida y la muerte, el alivio de los sufrimientos y el
destino de las colectividades".
BIBLIOGRAFIA
1. Damasio A. El Error de Descartes. Ed. Andrés Bello. Chile.
1996.
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3. Fähraeus R. Historia de la Medicina. Ed. Gustavo Gill, S.A. España.
1956.
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Magisterio. España. 1986.
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7. Randall J. La Parapsicología y la Naturaleza de la Vida. Ed.
Diana. México. 1980.
8. Vidal-Alarcón. Psiquiatría. Ed. Panamericana. Argentina.
1986.
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