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La capacidad de regeneración
es diferente en las 3 variedades de músculo.
El músculo esquelético tiene la capacidad de regenerar
parcialmente a partir de las llamadas células satélite.
Estas corresponden a células uninucleadas, fusiformes que
yacen dentro de la lámina basal que rodea a cada fibra. Se
considera que corresponden a mioblastos que persisten luego de la
diferenciación del músculo. Frente a daño muscular
u otros estímulos estas células, relativamente escasas,
se activan, proliferan y se fusionan para formar nuevas fibras.
Un proceso similar es responsable, en parte, de la hipertrofia muscular
(aumento de tamaño) que se produce por fusión de estas
células con la fibra parenteral, aumentando la masa muscular.
El músculo cardíaco no tiene, practicamente, capacidad
de regenerar. Los daños del músculo cardíaco
se reparan por proliferación del tejido conjuntivo, produciéndose
una cicatriz.
El músculo liso tiene tambien una capacidad de regeneración
moderada. Luego de daño muscular, algunas células
musculares lisas entran en mitosis y reemplazan el tejido dañado.
Si la capacidad de proliferación no es suficiente para reparar
el daño, se produce una cicatriz de tejido conjuntivo. Un
caso particular de proliferación de células musculares
lisas se produce en el útero de animales preñados
donde se observa aumento del número de células (hiperplasia)
y del tamaño de ellas (hipertrofia). Durante esta etapa,
el miometrio presenta numerosas mitosis. De ahí que se acepte
que las células musculares lisas mantienen su capacidad mitótica.
Por otra parte, en cualquier etapa de la vida los pericitos pueden
diferenciarse en células musculares.
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