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El músculo liso está
inervado por nervios (Fig 1) de los sistemas simpático y
parasimpático. Con frecuencia, los axones de los nervios
terminan en una serie de dilataciones en el conjuntivo que rodea
a las células musculares. Algunas de estas dilataciones axónicas
están muy próximas (10-20 nm) a la superficie de la
célula muscular dando origen a uniones neuromusculares. De
acuerdo a la proporción de células inervadas en un
determinado músculo, se distinguen:
- el tejido muscular liso unitario o visceral, que posee grandes
unidades motoras en las que sólo algunas células
musculares poseen una unión neuromuscular propia. La excitación
se transmite a un número variable de células musculares
que no reciben inervación directa, a través de uniones
de comunicación (nexos). Esto permite que todas las células
musculares de la unidad motora se contraigan o relajen en conjunto.
- el tejido muscular multiunitario presente en órganos
que requieren una modulación precisa del grado de contracción
de sus células, como el iris del ojo o las arteriolas.
En este tipo de músculo liso, las unidades motoras son
pequeñas, predominando aquellas en que existe asociación
de sólo una célula muscular con cada terminación
nerviosa.
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