En el músculo esquelético, cada miofibrilla está
rodeada de un elaborado sistema de membranas lisas que corresponden
al retículo sarcoplásmico. Estas membranas están
alineadas en forma precisa con respecto al patrón de bandeo
de las miofibrillas (Fig 1). En la zona de unión de la banda
A con la banda I el retículo sarcoplásmico se expande
para formar las cisternas terminales. Las 2 cisternas terminales
paralelas se asocian estrechamente a un tubo transverso (T), formando
un complejo denominado tríada (Figs 1 y 2).
El sistema de tubos T (Figs 3 y 4), está formado por numerosos
túbulos continuos con la membrana plasmática (sarcolema)
de la célula muscular. Cada uno de estos túbulos corre
transversalmente entre 2 cisternas terminales. Aunque las cisternas
terminales y el túbulo T están físicamente
separados, el espacio entre ellos aparece ocupado regularmente por
estructuras que se asocian estrechamente a la membrana de ambos
sistemas. La contracción de una fibra muscular requiere de
la contracción simultánea de todas sus miofibrillas.
La forma y distribución del sistema T permite que la onda
de depolarización, responsable de la contracción muscular,
se distribuya rápidamente desde la superficie celular hacia
el interior del citoplasma alcanzando a cada miofibrilla.
La depolarización de la membrana plasmática de la
célula muscular, que se propaga a lo largo de los túbulos
T, produce la apertura de canales de Ca++ en la membrana del retículo
sarcoplásmico y la liberación de Ca++ hacia el citosol.
Se piensa que la onda de depolarización induce un cambio
conformacional en proteínas sensoras del túbulo T,
que se transmite directamente a la proteína que forma los
canales de Ca++ del retículo sarcoplásmico.
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