La superficie de los epitelios que realizan esta función
está bañada por un líquido y en la cara luminal
de las células presenta numerosos cilios (Figura 1).
El epitelio de revestimiento de la tráquea es un buen ejemplo,
ya que tanto las partículas y como los microorganismos presentes
en el aire inhalado son atrapados en el mucus que baña su
superficie y el desplazamiento de ellos es realizado por el movimiento
coordinado de sus cilios (Figura 2).
El batido de los cilios consiste en un desplazamiento hacia adelante,
parecido al golpe de un látigo, que termina con el cilio
completamente extendido, perpendicular a la superficie celular,
y con su extremo en la capa de mucus (movimiento efectivo)
Este movimiento es seguido de una ondulación hacia abajo
y atrás (movimiento de preparación) durante la cuál
el extremo del cilio se aproxima a la superficie celular y el cilio
se desplaza cerca de la célula en la capa acuosa de menor
resistencia (Figura 3a).
Para que se genere una onda organizada de movimiento que permita
desplazar a la capa de liquido con las partículas que contenga,
el movimiento de los cilios debe estar perfectamente coordinado,
tanto en cada célula como entre las células adyacentes.
(Figura 3b).
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