Los cilios son prolongaciones del citoplasma
apical de 8 mm de longitud y 0.25 mm de diámetro, que contiene
un eje de microtúbulos llamado axonema.
En cada axonema hay un par central de microtúbulos y nueve
pares periféricos. Esta disposición 9+2 es característica
de los cilios. Mientras que cada microtúbulo del par central
es un microtúbulo completo, cada de uno de los dobletes externos
se compone de un microtúbulo completo y otro parcial, fusionados
de tal manera que comparten parte de su pared (Figuras 1 y 2).
Las proteínas que se asocian a los microtúbulos del
axonema, se disponen en forma regular a lo largo de los microtúbulos
(Figura 3a).
Sus principales funciones son:
- mantener unidos a los microtúbulos que forman el axonema
- generar la fuerza que permite el movimiento de inclinación
del cilio
- regular la interacción de los componentes del axonema
para producir un cambio coordinado en la forma del cilio.
La más importante de estas proteínas accesorias es
la dineína ciliar, proteína con actividad ATPásica,
cuyos brazos laterales se extienden entre los pares de microtúbulos
que forman los dobletes externos (Fig 3).
Esta proteína es responsable de generar la fuerza de deslizamiento
entre los dobletes que permite la inclinación de los cilios
(Figura 3b y c).
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