Figura 1

 
     
  Figura 2  
     
  Figura 3  
     
  Figura 4  
     
  Figura 5  
 

Proteoglicanos

     
 

Los proteoglicanos son macromoléculas formadas por una proteina central, a lo largo de la cual se asocian, por su extremo terminal, numerosas moléculas de glicosaminoglicanos sulfatados.

Existe una enorme varidad de proteoglicanos, dependiendo del tipo y largo de la proteína central y del tipo, número y longuitud de los glicosaminoglicanos asociados a ella. El proteoglicano decorina, que recubrela superficie de las fibrillas colágenas, contienen 1 molécula ya sea de condroitin o de derrmatansulfato (Fig. 1), mientras que el proteoglicano aggregacan que es uno de los principales componentes de la matriz extracelular del cartílago presenta alrededor de 100 moléculas de condroitinsulfato y 30 moléculas de keratansulfato unidas a una proteína central de más de 3000 aminoácidos (Fig. 1).

Existe además la posibilidad de que la sustancia fundamental se organice en agragados moleculares aún mayores ya que los proteoglicanos pueden asociarse por uno de lo extremos de la molécula de proteína central a lo largo del ácido hialurónico, por medios de proteinas globulares de unión (Fig. 2).

Se forma así la posibilidad de estabilizar la estructura de la sustancia fundamental, la cuál podrá adoptar la consistencia de un gel relativamente fluído como es el caso de los tejidos conjuntivos laxos (Fig. 3), o de un gel practicamente sólido como en el caso del cartílago hialino (Fig. 4).

La mayoría de las funciones estructurales de los proteoglicanos se relacionan con sus características moleculares: interactúan con cationes y agua, tendiendo a inmovilizarlos, resitiendo muy bien las fuezas de compresión. El líquido que los rodea constituye el líquido tisular y a través de él fluyen los metablitos y difunden los gases respiratorios.