Los proteoglicanos son macromoléculas
formadas por una proteina central, a lo largo de la cual se asocian,
por su extremo terminal, numerosas moléculas de glicosaminoglicanos
sulfatados.
Existe una enorme varidad de proteoglicanos, dependiendo del tipo
y largo de la proteína central y del tipo, número
y longuitud de los glicosaminoglicanos asociados a ella. El proteoglicano
decorina, que recubrela superficie de las fibrillas colágenas,
contienen 1 molécula ya sea de condroitin o de derrmatansulfato
(Fig. 1), mientras que el proteoglicano aggregacan que es uno de
los principales componentes de la matriz extracelular del cartílago
presenta alrededor de 100 moléculas de condroitinsulfato
y 30 moléculas de keratansulfato unidas a una proteína
central de más de 3000 aminoácidos (Fig. 1).
Existe además la posibilidad de que la sustancia fundamental
se organice en agragados moleculares aún mayores ya que los
proteoglicanos pueden asociarse por uno de lo extremos de la molécula
de proteína central a lo largo del ácido hialurónico,
por medios de proteinas globulares de unión (Fig. 2).
Se forma así la posibilidad de estabilizar la estructura
de la sustancia fundamental, la cuál podrá adoptar
la consistencia de un gel relativamente fluído como es el
caso de los tejidos conjuntivos laxos (Fig. 3), o de un gel practicamente
sólido como en el caso del cartílago hialino (Fig.
4).
La mayoría de las funciones estructurales de los proteoglicanos
se relacionan con sus características moleculares: interactúan
con cationes y agua, tendiendo a inmovilizarlos, resitiendo muy
bien las fuezas de compresión. El líquido que los
rodea constituye el líquido tisular y a través de
él fluyen los metablitos y difunden los gases respiratorios.
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